viernes, 17 de febrero de 2012

LA PREGUNTA RETÓRICA


Así, sí. Fíjense que, desde fuera, la cosa parece sencilla. El grado de satisfacción desde la grada se mide, hoy, desde las alturas. Y es que, a nada que el equipo ofrezca algo, por poco que sea, a la afición se le cambia la cara. El lunes, ante un Sevilla confeccionado a golpe de talonario y con una plantilla de órdago a la grande, la Real peleó cada balón como si fuera el último, sudó la camiseta como si le fuera la vida en ello y, además, tuvo la capacidad de regar todo ello con gotas de calidad que terminaron decantando la balanza a su favor hasta adjudicarse tres puntos de una trascendencia superior a la que pensamos. Era vital ganar. Y se logró. Merecidamente.

Pero lo cortés no quita lo valiente. No deberíamos pecar ahora de oportunistas. Volveríamos a tropezar con la misma piedra si empezamos a hablar de competición europea, de plantilla suficiente como para aspirar a objetivos mayores que la permanencia y similares. Este equipo ha demostrado que es capaz de hacerlo muy bien, como el último precedente, pero, ojo, también se ha ido al extremo contrario unas cuantas veces. De manera que hasta que sea capaz de mantener una regularidad a lo largo del tiempo creo que estaríamos hablando de sueños, de ideales, imposibles de alcanzar a día de hoy, tal y como están las cosas. Así lo creo. Así lo digo.

Y es que, sigo pensando que la plantilla actual está cogida con pinzas. Y la irrupción de Iñigo Martínez, Illarramendi o Rubén Pardo, no por ser muy ilusionantes deben ocultar otras carencias que vienen retratando el trabajo de Loren este último verano e, incluso, en los anteriores. Están siendo los propios futbolistas los que están dejando en evidencia al director deportivo. De los últimos fichajes sólo juega Vela. Y ver en acción a Pardo apenas dos partidos ya ha bastado para que todos nos hagamos la pregunta, retórica, sobre la necesidad que había de fichar a Mariga. Si verdaderamente apostamos por la cantera y tenemos a “la mayor promesa sub’19 del fútbol español”, tal y como le describió Axel Torres en la retransmisión de GolTV, ¿qué hace en el Sanse? ¿Acaso no es mejor arriesgar con él en lugar de con un keniata que cuesta un ojo de la cara y parte del otro?

Los técnicos siempre hablan de que a los jóvenes hay que dosificarlos, que los puedes quemar… Yo insisto, erre que erre, con mi teoría de la sencillez en el fútbol. Los buenos, tengan la edad que tengan, pueden y deben jugar. Lo demás son pamplinas. Ejemplos tenemos a patadas en muchos equipos de la Liga. Y lo que puedes ganar es mucho más de lo que puedes perder, si es que, de verdad, pierdes algo.

La primera vez que vi en acción a Pardo fue en la final del Europeo sub’19 del pasado verano. Recuerdo que, tras un pase de 40 metros al pie del compañero, ‘tweeteé’ que ese golpeo sólo se lo había visto, aquí en casa, a Xabi Alonso. Aquel día se salió y el lunes también. Es para emocionarse. Mucho. Pero que eso no sea ni óbice ni cortapisa para tener claras las referencias de la realidad. La base es buena, pero seguimos necesitando dos o tres futbolistas de fuera que, de una vez por todas, marquen las diferencias para asentarnos del todo, primero, y aspirar a más, después.

XP regresa a tiempo
Xabi Prieto cuajó, sin lugar a dudas, su mejor partido en lo que va de campaña. El donostiarra, desaparecido en combate a lo largo de la competición y condenado al banquillo en la última racha, regresó por sus fueros ante el Sevilla, partido en el que se volvieron a vislumbrar esas condiciones de gran futbolista que tan importantes son para la Real y que habían estado ocultos, por las razones que sean, hasta la fecha. Tiene tiempo por delante para resarcirse. Por cierto, no quiero cerrar el artículo sin mencionar el partidazo que, a mi entender, hizo Markel Bergara. El trabajo sucio alguien tiene que hacerlo. Y el otro día barrió hasta la última migaja. Enorme.

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