El caso es que aunque la irregularidad ha imperado hasta ahora, por fin veo algo ilusionante y esperanzador. Hay que pasar con nota el examen de Granada donde hace bien poco vivimos uno de los partidos más vergonzantes que recuerdo. Creo que por fin Montanier se ha asentado y conoce a los jugadores. Le ha costado Dios y ayuda, es cierto, pero parece que ya sabe dónde rinden y dónde no. Parece que los experimentos quedaron ya atrás.
Así, escribí antes de la victoria ante el Sevilla que aunque la dirección deportiva no había considerado oportuno reforzar el equipo y no se habían hecho incorporaciones a pesar de que habíamos sumado dos bajas en el mercado de invierno, era el momento de dar un golpe en la mesa por parte de este equipo.
En La hora de la verdad explicaba que, aunque la plantilla no hubiese sido apuntalada y todavía no hubiésemos visto ese “salto de calidad” que se buscaba con la marcha de Lasarte (ya que de momento los números eran peores que los del año pasado), había que dejarse de tonterías y hacerse fuerte en Anoeta sin más tardar. Exigía a los jugadores dejarse la piel en cada partido para buscar de una vez por todas una regularidad que nos hiciese despegar de una vez y nos permitiese por fin comenzar a crecer. Exigía carácter y compromiso, como aquella generación que llevaba bigote.
En La hora de la verdad explicaba que, aunque la plantilla no hubiese sido apuntalada y todavía no hubiésemos visto ese “salto de calidad” que se buscaba con la marcha de Lasarte (ya que de momento los números eran peores que los del año pasado), había que dejarse de tonterías y hacerse fuerte en Anoeta sin más tardar. Exigía a los jugadores dejarse la piel en cada partido para buscar de una vez por todas una regularidad que nos hiciese despegar de una vez y nos permitiese por fin comenzar a crecer. Exigía carácter y compromiso, como aquella generación que llevaba bigote.
Así acababa mi artículo: "Hay que luchar con lo que tenemos, y hay que dar un golpe en la mesa ya. El equipo podrá estar más o menos descompensado pero es hora de echarle huevos al asunto. En Anoeta sobre todo hay que salir a comerse al rival siempre, y desde el minuto uno. Hay que morder en cada balón como si fuese el último.
Casta, garra, carácter. Poniendo esto sobre el verde, Anoeta os llevara en volandas y se sentirá orgullosa. ¿Habrá que dejarse bigote? Basta ya de fallar. Es la hora de la verdad".
Parece que se van reuniendo los elementos. El caso es que transcurrida más de media liga, pudimos ver el mejor partido de la Real esta temporada en Anoeta, y considero que, ahora sí, estamos en el mejor momento de la temporada, en nuestro pico más alto, aunque sigue siendo bajo. Hay que darle continuidad, hay que echar a volar.
Pudimos ver también en acción a un estelar Rubén pardo, algo que personalmente llevaba reclamando desde hace mucho tiempo. El nivel de la respuesta del riojano me llenó de satisfacción, fue sobresaliente, como intuía. No pretendo colgarme medallas, pero que Mariga estuviese robando minutos a Pardo partido tras partido y que no se haya hecho nada hasta ahora, es algo que me ha estado perturbando desde comienzo de temporada.
No quiero lanzar las campanas al vuelo ya que un nuevo revés en Los Carmenes echaría por tierra todo de nuevo, pero creo sinceramente que una vez que Philippe Montanier se ha asentado y sabe lo que funciona y lo que no; que Pardo está llamado a ser una estrella y es un jugador de futuro, pero también de presente; que Xabi Prieto parece resurgir; que tanto Illarra como Zuru están a punto de reaparecer, que Elustondo cuando está en condiciones es el ´4´ que llevábamos años buscando, y cuando no está él, aparece un Markel Bergara que considero muy válido; que Agirretxe ya es un jugador contrastado y Bravo una garantía; que Iñigo Martínez es un verdadero titán en la defensa y fuera de ella, no puedo evitar el ser optimista de nuevo.
A Montanier todavía le va a costar ganarse mi confianza, y me queda en el debe la no incorporación de laterales y el ostracismo al que están sometidos Diego Ifran y Joseba Llorente, pero ahora mismo, veo de otra manera lo que va a ser el final de una liga muy devaluada, y en la que no deberíamos de sufrir para mantenernos con cierta holgura.
Para acabar quiero plasmar aquí unas letras que leí en la prensa al día siguiente del partido que me gustaron y que comparto casi al 100%. Noticias de Gipuzkoa, por medio de Marco Rodrigo, aseguraba que “la nueva Real de Montanier echó a andar hace siete meses. Era julio, y supongo que haría calor. Ya hemos llegado a febrero, estamos del frío hasta el gorro, y medio año después de que el equipo diera sus primeros pasos, asistimos anoche a su obra más perfecta, a su versión más convincente, y al que esperemos sea el punto de inflexión definitivo para no pasar apuros esta temporada”
Por su parte Angel López, de Mundo Deportivo comenzaba un precioso texto así: La Real se plantó en el purgatorio y decidió dirigirse hacia el cielo, que ya nos hemos quemado bastante en el infierno. Era el partido para decantarse: vencer y escalar seis puestos en la clasificación o sucumbir y alistarse en el pelotón de los torpes con la clásica carga de dramatismo ya conocida. Y los txuri urdin optaron por la primera vía. Y lo hicieron a lo grande, arrollando al Sevilla de Míchel en un segundo tiempo para enmarcar en el que la tropa de Montanier, de nuevo con nueve canteranos, machacó con puño de hierro y bisturí de cirujano a un aspirante a Champions League, dejando esta última a cinco puntos”.
Toca refrendarlo este fin de semana en Granada. Ahora, toca despegar. Vamos Real!!
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