miércoles, 31 de octubre de 2012

REAL GUADIANA

Dos días después de finalizar el partido, voy a intentar describir ampliamente mis sensaciones, sobre el mismo.

Extraño encuentro entre el Valladolid y la Real Sociedad que concluyó con 2-2 y en el que el equipo txuri urdin volvió a dejar patentes sus dificultades a la hora de buscar una constancia en su juego. Camino de los 10 meses sin ganar fuera de casa, la visita al José Zorrilla se presentaba como una buena oportunidad para lograr por fin los tres puntos a domicilio.

Los primeros 10 minutos no fueron malos y en las botas del Chori Castro estuvo la posibilidad de adelantarse en el marcador en el minuto 2. Pero la gasolina realista desaparece pronto y esa fuerza inicial desapareció pronto. La Real perdió las riendas del choque, el Valladolid se hizo con la posesión del balón y llegó con cierto peligro a la portería de Zubikarai, destacando sobre todo la labor del centrocampista alemán Patrick Ebert.

Cuando mejor estaban jugando los pucelanos, llegaría el primer gol de la Real gracias a la pillería de Griezmann que supo sacar petróleo tras un corner. 0-1 y parecía que la Real había aprendido la lección. Ganar de un modo práctico aunque fuera a base de jugar mal. Sin embargo, nuestros jugadores no saben jugar con el marcador a favor y lejos de fortalecernos, el gol realista acentúo el dominio del Valladolid que antes del descanso empataba con justicia tras un potente, raso y lejano remate de Ebert.

Tras el descanso, cambió la actitud realista que se puso el mono de trabajo y empezó a demostrar en el césped su teórica superioridad. Griezmann remató al larguero poco antes de que llegara el 1-2 en el minuto 56 tras un trallazo del francés desde fuera del área. Esta vez no se nos podía escapar la victoria a domicilio. Por delante en el marcador, frente a un equipo prácticamente KO, y con un ambiente gélido en las gradas.

Pero esta Real no es de fiar. Viene y se va. Cuando todo parece tenerlo controlado, se deja ir y cuando nadie da un duro por ella aparece. De nuevo haciendo fácil lo difícil, la Real empezó a perder fuelle y desde el banquillo Montanier se empecinaba en transmitir un mensaje asustadizo quitando a los únicos referentes arriba. Entre tanto miedo a ganar, el Valladolid se dio cuenta de que todavía tenía vida y logró el empate en el minuto 75 por medio de Óscar en una jugada en la que ni la defensa ni el portero realista estuvieron especialmente afortunados.

Con el 2-2, y con una Real desgastada físicamente (sigo sin comprender cómo llegamos tan mal al final de los partidos), los últimos 15 minutos fueron un suplicio ante la idea de que llegara el 3-2 e incluso hubo una jugada polémica con un posible penalti en el área realista. Sin embargo, al igual que ocurrió hace un año en el Villamarín, el destino casi hace un guiño a la Real, con un remate desde la estratosfera de José Ángel, pero el guardameta vallisoletano Dani Hernández con las yemas de los dedos evitó un gol antológico que hubiera dado la vuelta al mundo.

Al final el empate a 2 hace justicia a un discreto partido en el que quizás ninguno de los dos equipos mereció ganar, por limitarse a jugar a ráfagas.

Este resultado supone que la tarjeta de presentación del equipo realista a domicilio deje de ser una página en blanco pero en ningún caso, satisface nuestras necesidades. La situación clasificatoria sigue siendo delicada con un peligroso puesto 14 a sólo tres puntos del descenso aunque el calendario se suaviza y nos hace ser cautelosamente optimistas (de los próximos cuatro partidos, tres de ellos se jugarán en Anoeta ante equipos de la zona baja como son Espanyol, Rayo y Osasuna).

Desde el punto de vista supersticioso, quedémonos con la idea de que en la 91-92, empatamos a 2 en Valladolid, también desperdiciando una ventaja (en aquella ocasión por 0-2), curiosamente era también la jornada 9, empezamos la liga en el Nou Camp, y nuestro rendimiento al inicio del campeonato fue parecido al actual. Ojalá se repita la historia de aquella temporada en la que nos clasificamos al final de liga para la UEFA.

La conclusión que saco de este partido es que nuestra Real Sociedad se ha convertido en el Real Guadiana. Al igual que el célebre río, nuestro equipo va y viene. Que sí, que no. De repente me concentro al máximo en ganar, y poco después me duermo en los laureles. Sin un mínimo de coherencia y constancia seguiremos viajando en una montaña rusa que nos puede condenar a vivir por tercer año consecutivo una triste temporada en la zona media-baja de la tabla.

Tenemos todavía por delante, tres cuartas partes de la liga para reaccionar y crear ese presente de ilusión que aún no hemos alcanzado por mucho que nos quieran vender lo contrario. De momento, seguimos navegando por el río Guadiana, pero nuestra casa está a muchos kilómetros de distancia. Pongamos rumbo a donde nos corresponde.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

TODAS LAS NOTICIAS
POR FECHAS