lunes, 4 de marzo de 2013

A LO LOCO SE VIVE MEJOR

Real y Betis firman el empate en un duelo trepidante, entre rivales directos en la lucha por Europa, pleno de alternativas, goles y de fútbol ofensivo

Real y Betis firmaron las tablas en un duelo inolvidable. Quizá el más bonito y espectacular que se ha visto esta temporada. Cuando solo habían pasado 24 horas del enésimo clásico de los últimos años que aburren hasta el más forofo de sus seguidores, los dos equipos revelación de la temporada regalaron un partido sensacional a todos los hinchas del fútbol, sin importar sus gustos ni colores. Seguro que amuchos les vino a la memoria el 3-3 de la campaña 2002-03, la del subcampeonato, en la que estos dos equipos se enfrascaron en un choque tan vibrante y épico como el de ayer.

Resulta complicado analizar este tipo de partidos en los que las tácticas acabaron saltando por los aires. En muchos momentos el fútbol parecía que había retrocedido unos 40 años cuando la línea con más efectivos de los equipos era siempre la delantera. La Real debió ganar un encuentro que tuvo perdido, luego ganado y después se quedó equilibrado. Si uno de los dos contendientes se quedó con ganas de más sangre fueron los blanquiazules, que generaron muchas más ocasiones para marcar y a los que solo la mala suerte y las intervenciones de un inconmensurable Adrián les permitió salir con un punto de Donostia.

No se puede discutir que los béticos estuvieron mucho más certeros de cara a puerta, sobre todo porque sus tres dianas llegaron en errores graves defensivos de los realistas que tuvieron, eso sí, el mérito de no desaprovechar. No dispusieron de muchas más opciones nítidas en el área txuri-urdin, pese a que en varias ocasiones sus jugadores superaron el centro del campo con el balón controlado y con más efectivos que defensas en frente para culminar sus contras.

Philippe Montanier hizo una lectura curiosa de la primera parte. Al descanso se llegó con un injustísimo 0-1 gracias a un tanto de Jorge Molina, que aprovechó un mal repliegue de los donostiarras en un saque de esquina en el que, además, para más inri, el palo había escupido un cabezazo de Agirretxe. Los realistas habían superado notablemente al Betis con varias combinaciones excelsas que enamoraron a una afición entregada ante el talento de los suyos. Como los sevillanos actuaban con una defensa muy adelantada, la mejor manera para hacerle daño fue buscar los balones verticales a su espalda.

A los 16 minutos de juego Adrián, que ya amargó el choque de ida en el Villamarín a los blanquiazules, ya había hecho cuatro paradas de las buenas a remates de Vela y un centro envenenado de Griezmann. Como siempre sucede cuando un rival utiliza una táctica tan agresiva de presionar en todo el campo y adelantar su zaga hasta la medular, el linier cobra un especial protagonismo porque son muchas las acciones en las que debe decidir por milímetros. En esta ocasión, el asistente de esa banda, perjudicó notablemente a la Real al anularle un gol legal aGriezmann y al levantar en otro par de opciones más que dudosas. Para ser justo, su compañero también se equivocó al anular en una acción en la que Pabón ya había lanzado fuera.

acción desafortunada El gol del Betis fue una acción desgraciada, ya que, insisto, venía de un poste, y Jorge Molina rompe la línea de centrales improvisados que formaban Markel y Carlos Martínez. Además, Vela también podía haber frenado con falta al asistente Campbell, pero se equivocó de lado para entrarle. Su tanto hizo daño ala Real, que comenzó a abusar del balón largo, salvo en la última jugada del primer acto, en la que una precisa jugada la culminó Carlos Martínez con un mal centro cuando Griezmann estaba preparado para empujarlo a las redes. La acción fue la confirmación para la grada de que su equipo estaba jugando muy bien, pese a la derrota, y los realistas fueron literalmente aclamados cuando abandonaban el campo.

A lo que iba con el sorprendente análisis de la primera parte de Montanier. El galo decidió que la mejor forma para competir con este Betis era prescindir del centro del campo para utilizar un 4-2-4, un sistema arriesgadísimo más propio de los últimos minutos a la desesperada y que ensayó en muchas ocasiones la campaña anterior. El resultado fue un encuentro a lo loco, sin orden ni demarcaciones definidas. En casi una decena de ocasiones, un jugador cogió el balón en su área y lo condujo hasta la de su rival sin pasar a nadie. Desgraciadamente, la cosa se le complicó más a la Real muy pronto, ya que a los cuatro minutos. Mikel González se enredó en una jugada, eligió meter el pie al no estar convencido de que Bravo iba a llegar al esférico y Pabón le robó la cartera.

El 0-2 dotó de algo más de sentido a la táctica de Montanier. En una reacción espectacular, con la que acreditó el desbordante estado de optimismo y confianza, la Real le dio la vuelta al marcador en once minutos mágicos. Once, el dorsal de Vela, qué casualidad. El mexicano puso el 1-2 con un derecha dentro del área y asistió en el empate aIñigo Martínez con un centro medido. Gloria también para Agirretxe que estuvo decisivo en ambas jugadas al pelear y bajar un balón al mexicano y combinar con él en el saque de esquina en corto. Poco después De la Bella puso un centro y Ángel no pudo evitar la tentación de mantener su brazo estirado para cortarlo. Penalti claro que Xabi Prieto decidió lanzarlo a lo Panenka. Tiene mucho mérito, pero ya queda un lanzamiento menos para que un portero se quede quieto y bloque su disparo con comodidad.

Ese fue el momento clave del duelo. La Real no consiguió frenar. Había ganado tanto jugando a lo loco que no asimiló bien la transición de estar en desventaja a estar por delante en el marcador. Ese es el principal motivo por el que a esa táctica solo se suele recurrir en los últimos minutos, cuando agotas tus últimos cartuchos. Solo cinco minutos después Pabón empató en una acción mal defendida en la que Mikel González se quedó colgado dando validez a la posición del rival para luego no llegar a impedir su disparo cruzado.

El intercambio de golpes siguió siendo espectacular. Sin centros del campo, el choque parecía un habitual ejercicio de los entrenamientos. La Real mereció llevarse los tres puntos porque volvió a conseguir crear más ocasiones para marcar con un Vela estelar, imparable hasta que consumió la última gota de gasolina. Griezmann fue el que más cerca estuvo de la gloria en dos acciones en las que no llegó a rematara puerta. En la segunda Adrián sacó de manera milagrosa un balón desviado por Amaya. De la Bella también probó suerte con una volea y, finalmente, Vela casi pone patas arriba a Anoeta en una internada preciosa tras un gran pase de Pardo. En el otro área la aparición de Castro también generó muchos problemas.

No hubo tiempo para más. Como dos boxeadores agotados y exhaustos al término del quince asalto, ambos equipos se retiraron a sus vestuarios con la sensación de haber podido ganar, pero también perder. Cierto es que la Real mereció más, pero con tres errores defensivos de esa talla se te escapa cualquier choque ante un adversario de nivel como el Betis.

Lo que no podremos nunca saber es si el diagnóstico y la ofensiva apuesta de Montanier fue la acertada para lograr los tres puntos de ayer. El fútbol es así, siempre deja la puerta abierta a cualquier análisis. Lo único que queda claro es que la Real sigue enganchando asu afición y que ayer, en un partido de Champions, demostró que tiene la autoestima por las nubes. Partidos como los de ayer los agradece cualquier amante de este deporte. Sea de Gipuzkoa, Sevilla o de China. Sencillamente, fútbol en estado puro.


Noticias de Gipuzkoa

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

TODAS LAS NOTICIAS
POR FECHAS