domingo, 17 de marzo de 2013

UNA EXHIBICIÓN AL ALCANCE DE POCOS


La Real no estaba jugando bien, pero algo se podía intuir. Mientras avanzaban los minutos, se producían señales de lo que estaba por venir. De la Bella lanzaba un caño o hacía un cambio de banda con dos rivales casi encima perfecto. Mikel González se atrevía con una arrancada o con un pase casi sin mirar de 35 metros. No era difícil adivinar que esta Real se encuentra en un estadio de gracia impresionante. En cuanto marcó el primer gol en una acción en la que uno de sus centrales firmó una maniobra de delantero dentro del área rival, comenzó una exhibición espectacular que dejó boquiabierta hasta a su propia afición. El juego que desplegaron los realistas, con combinaciones que hasta hace unos meses creíamos solo al alcance del Barcelona, desnudó por completo a un buen rival, como es el Valladolid, y permite soñar con una clasificación para ir a la Champions. En Anoeta comenzaron a sonar los oooh de admiración en muchas de las acciones de su equipo, algo que se suele escuchar a menudo en el Camp Nou. Su sensación de poderío fue tal que solo hizo tres faltas.

No hay nada en Gipuzkoa que haga más feliz a la gente que la Real. Como tampoco hay nada más eficiente para olvidar las penas que dedicar dos horas a la semana a disfrutar de la mano de este equipo. Tenía razón Philippe Montanier cuando destacó en su rueda de prensa antes del partido que uno de los grandes méritos que tienen estos jugadores es que ganan los partidos con múltiples registros y acreditando una inusual capacidad de adaptación a la oposición que se les presenta.

Si ante el Betis brilló su ataque, pese a que acabó en empate, y en el Calderón venció gracias a su disciplina defensiva, ante el Valladolid primero confirmó su descomunal pegada y, después, nos sedujo a todos con una lección de fútbol combinativo. El cuarto tanto resume a la perfección su estilo y su actual estado de ánimo. La jugada fue una obra de arte que nació en las botas de De la Bella y que depositó Xabi Prieto en la redes tras una combinación eléctrica al primer toque en la que participaron Griezmann, como conductor y gran protagonista, y Vela, en la asistencia. Pero no solo eso, antes habían llegado otras dos dianas de bellísima factura. Agirretxe alcanzó la merecida gloria en su estadio, con un disparo a la media vuelta que quitó la telarañas de la escuadra vallisoletana. Y Griezmann, que completó una actuación simplemente espectacular, destapó el tarro de las esencias en una acción en la que rompió la zaga sin entrar en fuera de juego, gracias a su innata inteligencia en el campo, y, tras controlar un pase de 35 metros de Zurutuza, batió a Dani de volea sin que tocara el suelo el esférico. Tres tantos que deberían dar la vuelta al mundo hoy y que confirman que son tiempos de bonanza los que se viven en Anoeta.

Hubo otro gran triunfador de la tarde. Fue su entrenador, Montanier. El técnico francés se ha ido reciclando y ha ido aprendiendo a conocer el club y el campeonato para conseguir crear una máquina casi perfecta. Es irrebatible que su idea desde el inicio era tratar de jugar como lo hizo la Real ayer, con un fútbol de posesión y participativo. Tiene mérito, porque ha aguantado muchas críticas y momentos desagradables, pero ahora le toca saborear la revancha. Nadie tiene que disfrutar más que él con el rendimiento de su equipo.

Hay más. Ayer fue el gran triunfador, porque siempre mantuvo la confianza en Griezmann. Cuando la chispa de su compatriota parecía apagarse, Montanier le mandó un mensaje claro: "Tranquilo, que yo confío en ti y voy a seguir poniéndote". Ante el Valladolid recogió el fruto de su apuesta, al agradecérselo con una actuación sobresaliente. El gran Antoine, el niño de oro, ha vuelto. Es para estar de enhorabuena. Aparte de parecer imparable, al más puro estilo Vela, marcó dos goles gracias, entre otras cosas, a lo listo que es en el terreno de juego. Parecía que muchos se habían olvidado de lo que era capaz el de Macon. Es muy bueno, por eso chirriaba tanto cuando no estaba a su nivel óptimo. Si no que se lo pregunten al Valladolid, que le ha endosado cuatro goles como cuatro soles para darle la bienvenida en su regreso a Primera. Un dato que lo firmarían los Cristianos, Messis y demás…

INICIO SIN FUELLE La Real arrancó el duelo espesa. La velocidad del juego no era la adecuada para hacer daño a un equipo muy trabajado y disciplinado tácticamente. La verdad es que desde el primer momento se podía observar que los realistas eran superiores y que, la defensa adelantada de los visitantes iba a acabar comiéndose algún desmarque en largo de los vertiginosos extremos locales. Incluso estos dos fueron los primeros en avisar, en un centro de Vela al que no llegó Griezmann. El mexicano completó una actuación excelsa en la primera parte, en la que no perdió un balón. Su manera de proteger el esférico metiendo su culo al adversario lleva camino de marcar una época. Agirretxe también estuvo cerca de adelantar a los suyos tras una buena conducción de Zurutuza. El de Rochefort, que cada vez está mejor, es uno de los fijos para Montanier y su regreso es la enésima noticia fantástica para el equipo.

Sin que la Real encerrara ni atosigara al Valladolid, llegó el primer tanto en una jugada en la que Mikel González demostró una sangre fría y una valentía poco habitual en el área rival. Se llevó el balón entre tres rivales y su centro con la izquierda (o centro-chut, démosle el beneficio de la duda) lo envió a la red Griezmann, que seguía la acción solo y con la caña preparada en el segundo palo. A partir de ese momento se desató la locura en Anoeta. El equipo realista parecía por momentos los globetrotters, cuya única finalidad era exhibirse y hacer disfrutar a la grada. Taconazos, regates, caños, cambios de banda, remates… Y, además de eso, goles. Bueno, goles no. Golazos. Por segunda vez consecutiva se marcharon aclamados por su afición en el descanso, después de destrozar con un 3-0 al Valladolid, que llevaba tres jornadas seguidas fuera sin perder y que es uno de los conjuntos menos goleados del campeonato.

En esta ocasión los realistas no rebajaron la tensión en la reanudación, o simplemente no pudieron controlar su imparable inercia triunfadora. A los tres minutos llegó la obra maestra del cuarto tanto que puso patas arriba a su hinchada. Pudieron ser muchos más, ya que el meta Dani fue el mejor de largo de su equipo. Vela, Griezmann, Agirretxe y Rubén Pardo, con un latigazo de vértigo que se estrelló en el larguero, pudieron sellar una goleada de escándalo.

Por si fuera poco, también se confirmó que cuenta con un portero de primer nivel como Bravo, que trató por todos los medios de dejar a cero su portería. Lástima que Javi Guerra se lo impidió casi al final.

La Real maravilló a todo el mundo ante el Valladolid. Lo mejor de todo es que su exhibición tampoco puede sorprender demasiado. Su candidatura para entrar en la Champions se vio reforzada con una actuación tan vistosa como efectiva. La licencia para soñar es indiscutible.

Y lo más increíble es que esta temporada solo parece el primer paso importante de una generación joven que no parece encontrar techo. Prepárense, esto no ha hecho más que empezar. Nos queda mucho por disfrutar.


Noticias de Gipuzkoa

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

TODAS LAS NOTICIAS
POR FECHAS