jueves, 9 de mayo de 2013

ASIER ILLARRAMENDI: MADE IN ZUBIETA

A sus 23 años de edad Asier Illarramendi es dueño y señor del centro del campo donostiarra. Roba y distribuye de una manera sencilla y práctica. Cualquiera diría que lleva toda su vida jugando en Primera División. A día de hoy es pieza clave en el esquema táctico de Montanier. Piedra angular por la que circula el juego del equipo realista. Cuando Illarramendi no está en el once, el equipo acusa su baja. Y de qué manera. Solo hace falta ver el último partido en Getafe en el que los donostiarras no dieron pie con bola. Desnortados, sin rumbo, a falta de una brújula que guiara el camino.

Hablamos pues, por qué no decirlo, de dependencia. Dependencia de un jugador que hace mover al equipo, controla los tiempos a la perfección y lleva la batuta del equipo, cual director dirige una orquesta. Le da al juego la pausa necesaria cuando es preciso y la velocidad para encarrilar y encarar el área rival. Campa a sus anchas en el centro del campo de Anoeta y la verdad, todo hay que decirlo, da gusto verlo jugar.

Cuando la Real inicia la jugada desde su campo siempre existe línea de pase para conectar con Illarramendi. Ofrece apoyos constantes para sacar el balón jugado. Baja a recibir y apoya la salida de balón para que sea clara y limpia. Transmite confianza y seguridad al equipo. Dos grandes virtudes que hacen que este equipo marche sobre ruedas.

Es un jugador polivalente. Puede jugar de '4' por delante de los defensas, pero también más adelantado para conectar con la línea de tres cuartos. Normalmente ocupa esta última posición compartiendo así centro del campo con Markel Bergara. Mientras que Markel destruye, Illarra construye. De alguna manera es el filtro por el que pasa el juego realista para que exista un enlace entre los defensas y la línea de arriba. Sin él, el equipo se precipita. Se pudo ver en Getafe, a la Real le falto la pausa necesaria que aporta el de Mutriku.

Tácticamente es un jugador más que correcto. Sabe jugar sin balón y tiene una muy buena lectura del partido en cada momento. Si uno de los centrales se incorpora al ataque no duda en guardarle la espalda evitando así cualquier tipo de contratiempo en la zaga. Es el clásico jugador que no gusta tener en el equipo contrario.

Quizás sea uno de los trabajos que menos se aprecian. Sin embargo, el trabajo de Illarra es transcendental en cuanto al juego realista respecta. Los grandes clubes gastan fortunas en busca de este tipo de jugadores. Mientras tanto, el equipo txuri-urdin lo tiene en sus filas... Asier Illarramendi: made in Zubieta.

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