Hace unos días, en mitad de una conversación informal, Jokin Aperribay me comentó que no descartara a Jagoba Arrasate como el próximo entrenador de la Real. La respuesta me salió improvisada y sin pensar: "No tienes narices". "¿Qué no?, ya veremos…". Pues ahí está, sí que las ha tenido. Arrasate fue presentado ayer como técnico txuri-urdin. Su elección es una apuesta arriesgada y ambiciosa, pese a que en un club de cantera el ascenso de uno de los trabajadores de la casa debería ser interpretado con absoluta normalidad. No creo que haya sido el caso. Me parece bien que suban al técnico considerado como el más cualificado de la factoría Zubieta, pero pienso que si de verdad consideras que es el momento y estás convencido de que es el hombre adecuado, no le beneficia en nada que el club se haya ido a Argentina hace solo dos semanas para intentar fichar a Martino.
Tampoco me gustó demasiado que al presidente se le ocurriera darle como consejo en la rueda de prensa que ofreció el viernes "que sea él mismo, que no se deje impresionar ni intimidar por nadie. Ni que piense en los demás a la hora de tomar decisiones". No me agradó porque eso jamás lo hubiera comentado de Martín Lasarte o de Philippe Montanier, por lo que estás restando naturalidad a una decisión que, en teoría, has adoptado desde el convencimiento. Espero de verdad que haya sido así, porque si no el proyecto arrancará viciado.
Yo creo en la filosofía de la Real. Por lo tanto no me puede parecer mal que se arriesgue con una promesa de los banquillos de 35 años pese a que no ha tenido ninguna experiencia como primer entrenador en la elite. No puedo opinar sobre sus conocimientos tácticos ni técnicos, ni de si está preparado, porque eso prefiero comprobarlo y analizarlo con mis propios ojos a partir de ahora. Pero sí que puedo decir que todas las referencias que tengo suyas de gente que le conoce confirman que es un gran técnico, un apasionado que vive por y para el fútbol. Incluso en el curso de entrenadores sus profesores comentaban que no hacía falta examinarle por la facilidad que atesoraba para leer el juego. Además, pese a que este punto no sea el más importante para ser entrenador de la Real, aunque a mí sí me lo parezca, es muy buena persona. No he conocido a nadie que hable mal de él, y les puedo garantizar que todos los testimonios estaban marcados por el patrón de la sinceridad.
Pero hay cuestiones que me inquietan. No es lo mismo ser el tercer entrenador que el primero, sobre todo en las relaciones con los jugadores. Es lógico que si eres su amigo te cueste más exprimir al máximo sus posibilidades. Me parece bien que se intente mantener el excelente ambiente que se ha respirado esta campaña en el vestuario, pero es peligroso conceder demasiado a los futbolistas. No hay más que ver lo que ha sucedido en Bilbao, donde Urrutia ha prescindido del aclamado por San Mamés, Bielsa, porque muchos futbolistas amenazaban con marcharse si seguía.
Ser entrenador de Primera no es solo saber de táctica, técnica y demás virtudes que demuestras en el campo. También te exige dominar muchos más escenarios. En ese sentido la primera comparecencia de Arrasate fue impecable. Apareció con una calentura en la boca (suelen salir por los nervios) y con las axilas a lo Camacho, pero mostró tranquilidad, aplomo, seguridad en sí mismo, facilidad de palabra en castellano y euskera, y un absoluto dominio de la situación que debió convencer a otro alto porcentaje de escépticos.
Yo suelo comentar que no hay nada más reconfortante que contar con un 9 de la cantera, que sea bueno y marque muchos goles. Quizá pueda poner casi a su altura el triunfo de un entrenador de 35 años formado en la casa. Veo pocas cosas más bonitas e ilusionantes que eso. Zorionak Jagoba, te deseo lo mejor, porque tú y la Real merecéis que salga bien esta valiente apuesta.
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