martes, 1 de noviembre de 2011

EN CAÍDA LIBRE



Un punto de 18 posibles, es el tristísimo bagaje que dejan los últimos seis partidos del equipo de Montanier.
El galo ha perdido el norte, no sabe a quien poner ni donde, no sabe a qué jugar y este sábado, la gota que colmó el vaso fue una alineación tan sumamente defensiva, que daba vergüenza en la centenaria historia de la Real Sociedad.
La culpa la tiene él y sólo él, los jugadores, con más o menos acierto, se dejaron la piel en el verde destacando por encima de todos Markel Bergara que cuajó su mejor partido desde que está en la Real.
Los cinco defensas que dispuso Montanier no impidieron que Higuain aprovechara un pase medido de Di María y se plantara sólo delante de Bravo al que batió con una sutil vaselina.

Diez minutos, 0-1 y con ocho defensas. El paisaje era negro y el último en darse cuenta fue Montanier.
El equipo deambulaba por el campo, lastrado por la nula creatividad del mediocentro keniata Mcdonald Mariga, cuya capacidad para perder balones es bastante más grande que la de aquel que jugaba antes ahí. Su trote durante los 90 minutos desquicia a todos y siembra dudas, ¿Qué han visto en él?

Cadamuro sentó a De la Bella tras un inicio de temporada nefasto del catalán y la papeleta del francés no fue fácil. Tuvo que lidiar con la más fea, Ángel Di María, el madridista más entonado ayer sin duda. De sus botas nació el 1-0 y fue un quebradero de cabeza para toda la zaga realista.

No lo fue así Cristiano Ronaldo. El astro portugués se perdió en otro partido. Volvió a demostrar su faceta egoísta y prepotente y se perdió en medio de un mar de insultos a los que, no podía ser de otra manera, acabó respondiendo, igual que Pepe, el provocador oficial del Real Madrid.

La primera parte fue un dominio total y absoluto del equipo merengue. La Real sólo dispuso de media ocasión. Habría sido ocasión entera si Fermín Martínez, el asistente pelirrojo de Undiano, no hubiera tenido exceso de vista en una jugada en la que Vela se quedaba sólo. Así es fácil pitar.

Tras el descanso, el Madrid se apagó y la Real, a base de las ganas que Markel contagió a todos sus compañeros, encerró por ratos al equipo de Mourinho que celebró efusivamente la sufrida victoria.
Vela dispuso de la primera oportunidad clara con un zurdazo que paró Casillas, después fue Griezmann el que la tuvo, había entrado por Estrada, y la última la tuvo Mariga con un derechazo que se fue.
El extremo galo debió ser expulsado por una terrible entrada a Sergio Ramos que pudo partirle la pierna al sevillano pero que, gracias a Dios, no le cogió con la pierna en el suelo.

En el minuto 83 entró Agirretxe y poco después debutó Pardo en lo que pareció una broma de mal gusto de Montanier. 
No tiene sentido sacar a un pivote de 19 años cuando pierdes contra el Madrid en el minuto 86. Suena a un queréis al chaval pues lo tenéis.

Mención especial merece Undiano Mallenco. Hace años dijeron que era el mejor árbitro de España, a pesar de tener al peor asistente, y parece que se lo ha creído. Ayer tuvo un partido para olvidar. No expulsó a Griezmann, aunque vio su acción, y no quiso ver las agresiones de Pepe a Vela que fueron, como poco, dos. Una patada desde el suelo y una patada en un salto, bastante evidente esta última.

Además permitió la actitud barriobajera de Cristiano Ronaldo con  Iñigo Martínez. Debió pensar el luso que el ondarrutarra se amilanaría si le buscaba y se encontró con alguien que, como se dice vulgarmente, los tiene bien puestos. El '26' realista cuajó un buen partido manteniendo al portugués inmerso en su propia guerra, olvidándose del fútbol.

Al acabar el partido, como muestra de una frustración personal por no marcar, Cristiano Ronaldo se fue mandando gestos obscenos a la grada de Anoeta, algo parecido a lo que hizo Pepe que mandó saludos a los realistas como si alguien sintiera el más mínimo aprecio por él. ¿Quien genera la violencia en el fútbol?

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