Rayo Vallecano 4 – 0 Real Sociedad: Sonrisas y lágrimas
¡Nuestro
primer viaje juntos! Llevaba toda la semana pensando en ti y en nuestros días
en Madrid. Me gusta Madrid: las luces, los edificios imponentes, los teatros,
los locales de moda, ¡Las Tiendas! ¡¡¡Oooh, las tiendas!!! Toda mujer debería
peregrinar una vez al año al menos a La Meca de las Compras: La calle
Fuencarral. Me sentía Lady Madrid recorriendo Gran Vía, enamorándome del Duque
como Catalina en ese mirador cerca del Templo de Debod volviéndome loca con la mano arriba en ese nuevo local de Los 40, sintiendo la emoción
del año nuevo en La Puerta
del Sol, dejándome querer por esas dependientas aduladoras del stand de M·A·C
de El Corte Inglés de Callao, ¡disfrutando de esas tapas gratis con cada caña a
un euro!, riéndome con esa disparatada obra de teatro de Amparo Larrañaga y
Kira Miró...Madrid, la ciudad que nunca duerme, tiene algo que hace que la ame
y la odie al mismo tiempo. Sin duda es una ciudad que nunca me deja indiferente
y que adoro para pasar un máximo de setenta y dos horas; ¡que luego mi cuerpo
ya me pide Donosti a gritos!
Íbamos
a vernos el domingo a las 18:00 pero llegué dos horas antes al Teresa Rivero.
Te vi llegar a lo lejos y eran tantas las ganas que tenía de tenerte cerca que
corrí hacia ti, atravesando semáforos en rojo y guiándome por los cánticos de
una multitud txuriurdin que se arremolinaba a lo largo de las vayas de
protección. ¡Qué emoción al verte! ¡Qué ganas tenía de tenerte a mi lado!
Vallecas
era Txuri Urdin. No sé calcular cuántos nos desplazamos hasta allí, pero según
la prensa, podríamos hablar de unas 1.000 personas. Entramos en el estadio y
nos recibió un comentarista de lo más peculiar. Nos dio la bienvenida más
calurosa que nos hayan dado en un campo rival mientras nos invitaba a
participar en su fiesta pagana. Se
respiraba un ambiente de complicidad entre aficiones que me alegra haber
conocido. Una impresionante puesta de sol tiñó de malva el cielo de Madrid.
¡Qué imagen tan preciosa!
Pero
de repente, todo cambió. Pitido inicial, penalti y expulsión, lesiones, baile
de goles; cuatro, nada menos, tu aire distraído me crispaba los nervios.
¡No
te reconozco! ¡Ésta no eres tú! ¿Qué te pasa?
No
consigo entenderlo. Nada en ti parece cuadrar: ni las alineaciones, ni los
cambios, ni tu incapacidad para reaccionar ante situaciones adversas. ¿No te
has parado a pensar en nosotros? ¿En la ilusión con que hemos preparado este
viaje, en las expectativas que teníamos?
Definitivamente,
estamos en crisis. La comunión entre equipo, directiva y afición hace aguas.
Quizás el diluvio del fin de semana en Gipuzkoa no era más que una señal de lo
que se nos venía encima. Nosotros ponemos el corazón (la garganta y el dinero)
y. ¿qué pones tú? Defiendes un escudo que está por encima de cada individuo, que
nos representa a todos y ayer no me sentí identificada con la imagen que diste
en el Teresa Rivero. Y si, sentí vergüenza por primera vez en mucho tiempo…
¡Qué imagen tan lamentable!
¡¡¡Esa
no eres tú!!!. ¡¡¡Esa no es Mi Real!!!. Y aunque me duela, yo no te quiero
así... Necesitamos un cambio y el cambio tiene que salir de ti... Esto no puede
continuar y ya no me sirven tus excusas. Me reía por no llorar y tú sólo demostrabas
impotencia y dejadez y ¿quieres que te confiese una cosa? Si escuchaste
aplausos en el cuarto del Rayo, ¡también venían de Los Tuyos!
Al
finalizar el partido, el eco de las aficiones me hizo darme cuenta de lo grande
que es nuestro Sentimiento y Nuestra Afición. Ser capaces de aplaudir con
deportividad a la afición de un rival que te acaba de hacer un 4-0 casi sin
sudar la camiseta. Me encantó vivir Vallecas, a pesar de la derrota. Ese “vamos rayito” siempre me recordará a este
seis de noviembre de dos mil once.
Camino
a casa en ese autobús de la Peña Goazen
Erreala y mientras dejaba atrás las luces de Madrid, los cánticos que
“hoollyganizaban” canciones normales, las películas de la época del destape o
ese cd de chistes, me sacaron una sonrisa y me hicieron olvidar un poco que
vamos a dormir dos semanas últimos en la tabla...
¡¡¡Y
en camas separadas!!!
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