EL GEN GANADOR

El Pisuerga pasa por Valladolid. Y la Real sigue sin ganar fuera de casa. La ocasión se presentó pintiparada. El rival no tuvo su día –salvo el alemán Ebert, un elemento interesante-, te adelantas dos veces en el marcador, pero no terminas de ‘matar’ un partido que hubiera podido suponer un antes y un después. Más de lo mismo. Lejos de Anoeta cuando la Real merece perder, pierde. Y cuando tiene la posibilidad de ganar, pues va y empata. Se rompió la racha de derrotas, sí, pero que el bagaje de puntos cosechados a domicilio es paupérrimo nadie puede ponerlo en duda.

A la Real de esta temporada 2012/13 le sobra calidad. Mantengo la idea de que la actual plantilla está por encima de las anteriores. No obstante, hay un factor que me preocupa y que, con el paso de los años, no cambia de rumbo. Salvo en algunas fases de la época de Martín Lasarte, que se recuperó en parte, gracias, en buena parte, a la capacidad motivadora del uruguayo, la mentalidad ganadora brilla por su ausencia. Con ella, estos mismos futbolistas se hubieran llevado los tres puntos del Nuevo Zorrilla. Unay Emery, cuyo libro ‘Mentalidad ganadora’ estoy devorando en la actualidad, explica al respecto que “la mentalidad ganadora no es que la te lleva siempre a ganar, sino la que debes tener siempre en la mente. La sociedad está en un momento complicado y la mentalidad para poder superar obstáculos es fundamental. Es algo que va en el pensamiento, con la actitud, no en la consecución. Yo intento inculcarles eso a los futbolistas. El equipo siempre quiere ganar”. Ahí falla la Real. Desde la grada se observan ciertas debilidades a la hora de amarrar un resultado, a la hora de dar un paso más en pos de conseguir el objetivo. En Valladolid, un pequeño plus más hubiera supuesto dos puntos más en la mochila.

Y es una pena. Porque hay equipo. Del centro del campo para arriba hay calidad por arrobas. Juventud, pero también experiencia en botas de futbolistas que llevan ya muchos años en la elite del fútbol nacional. Una combinación que gusta, más si cabe cuando la inmensa mayoría de los que defienden la camiseta que tanto queremos son curtidos en Zubieta. Por ello hay que pedirles más. Basta ya de conformismos. El otro día en el Zorrilla se perdieron dos puntos, el discurso no puede ser que ganó uno. Hay que ser más ambiciosos, trabajar más la mentalidad ganadora. En este terreno me sigue faltando una mayor aportación por parte del entrenador. Falta gen ganador. No sé cómo será de puertas hacia dentro, pero desde fuera, desde luego, transmite poco, contagia poco, motiva poco. Es lo que hay. Pero es complicado asimilar que un grupo que consideras puede rendir bastante más no lo haga.

Ahora, y parece que esa va a ser la dinámica, vuelve a tocar agarrarse a Anoeta, otrora fortín y clavo al que agarrarse hasta que fue profanado por el Atlético. Habrá que pensar que con el Espanyol volveremos al ritual de lo habitual. Más nos vale.

El suplicio de cada año

Y, en estas, hoy toca Copa, a la sazón, el suplicio de cada año, la penitencia que nos toca a todos los feligreses txuri urdin. Eliminatoria a ida y vuelta frente a un rival de inferior categoría, con el Barcelona a la vuelta de la esquina. La lógica invitaría a pensar en que la Real pasará de ronda. La historia, sin embargo, no entiende de lógicas y dice que el Córdaba nos dejará en la cuneta. Evidentemente, nada tendría que ver caer eliminados ante los andaluces que ante el Barça. Por eso, la Copa puede convertirse en un mero trámite o, por enésima vez, en un punto negro que marque la temporada. Poco que ganar y mucho que perder. Pues eso.