MONTANIER IMPROVISARÁ OTRA MEDULAR

Mucho se está hablando de que el Real Madrid llegará al primer duelo del año mermado por las bajas, pero probablemente la Real se va a presentar en el Bernabéu con ausencias que son más importantes si tenemos en cuenta el potencial de ambas plantillas. Jose Mourinho no podrá contar con los sancionados Pepe (ayer además fue operado del tobillo) y Sergio Ramos, ni con los lesionados Albiol, Marcelo y Coentrao. Mientras al portugués se le acumulan las bajas en la defensa, a Philippe Montanier se le amontonan los problemas en la sala de máquinas. El francés no podrá disponer de Markel Bergara, que está descartado para viajar, ni de Asier Illarramendi, que ayer tampoco se ejercitó y que tiene muy pocas opciones de entrar en la lista. El mutrikuarra sufre unas molestias musculares desde el choque ante el Sevilla que le impidieron jugar el partido de Euskadi ante Bolivia pese a que era uno de los más ilusionados con la cita y la posibilidad de actuar junto a Xabi Alonso. Además, Gorka Elustondo, que no juega desde la segunda jornada de Liga ante el Celta, confirmó ayer que todavía no se ve en condiciones de reaparecer de inicio, por lo que la Real va a tener que volver a presentar un centro del campo de emergencia en el Bernabéu, uno de los estadios más exigentes del mundo.

El principal inconveniente es que Montanier se quedará sin jugadores capaces de asumir las tareas de contención en la medular. Las bajas podrían provocar que retrasara de nuevo la posición de Zurutuza para que formase pareja en el doble pivote con Rubén Pardo. Esta apuesta le salió redonda en el encuentro de Mestalla, ya que, pese a que muchos pensaban que iba a descompensar al equipo, el gran trabajo en las ayudas de la línea de tres, formada por Vela, Xabi Prieto y Griezmann, provocó que todo saliera a la perfección. El 2-5 con el que finalizó aquel duelo reforzaría la teoría de que el técnico podría repetir la misma fórmula en otro escenario monumental como Mestalla. Las otras alternativas con las que contaría para fortalecer su centro del campo sería dar entrada a Javi Ros, algo poco probable porque, pese a reconocer que confía mucho en él, no ha sido titular en ningún encuentro de Liga. O, la más sorprendente, adelantar la posición de Iñigo Martínez, algo que no ha hecho nunca pero que sí acometió la pasada campaña al situar en la medular a Vadim Demidov.

Esta última opción también perdería peso sobre todo si se tiene en cuenta que una de las líneas más convincentes en lo que llevamos de temporada está siendo la defensa. El buen funcionamiento de la pareja formada por el de Ondarroa y Mikel González se antoja imprescindible para sacar un resultado positivo del coliseo blanco. Por si fuera poco, Carlos Martínez, que acabó el año como uno de los realistas más en forma, también está casi descartado para el domingo, por lo que Montanier se verá obligado a introducir una variante como mínimo en su zaga con la entrada de Dani Estrada en lugar del navarro.

Suplentes internacionales

 Esa es la gran diferencia con la que se encontrará Mourinho. Aunque solo tiene disponibles a cuatro defensas, salvo el canterano Nacho, los otros tres son internacionales por sus países. Arbeloa ha ganado dos Eurocopas y un Mundial con España; Varane es una de las referencias de Francia sub'21 y ya ha figurado en alguna preselección de la absoluta; y Carvalho ha sido en los últimos años uno de los grandes estandartes del combinado luso, antes de discutir con el actual seleccionador Paulo Bento. Arbeloa ha disputado 14 de los 17 encuentros, pero entre los otros tres solo suman 357 minutos en esta Liga. Pero, por poner un ejemplo de la garantía de los reservas a los que deberá recurrir el preparador portugués, Varane ha jugado cuatro encuentros en este campeonato y en ninguno de ellos el Madrid encajó un gol.

También se ha especulado con la posibilidad de que Casillas siguiese en el banquillo tras su suplencia en el último encuentro de Liga en Málaga, pero, aunque con Mourinho nunca se puede saber, todo parece indicar que dará su brazo a torcer en el pulso y volverá a otorgarle la titularidad a su capitán. En el caso contrario, la Real podría verse beneficiada por un ambiente muy enrarecido, puesto que el portero es uno de los jugadores más queridos por la afición blanca y gran parte de ella no ha digerido bien su inesperada salida de la alineación que acabó con una nueva derrota en La Rosaleda.

Esta puede ser una de las grandes bazas de los donostiarras. El Bernabéu no suele aceptar de buen grado que su equipo se encuentre en Navidades a 16 puntos de su máximo rival y sin opciones de discutirle el título, con su vecino el Atlético entre medias con siete puntos de ventaja, y con un amplio debate y una grada dividida por el trabajo de su entrenador. Si la Real consigue ponerse por delante es muy probable que se escuchen las primeras pitadas de una de las parroquias más exigentes e impacientes del campeonato. Eso sí, en Madrid ya ven al equipo txuri-urdin como la víctima propicia para romper con los platos rotos de la crisis blanca.