domingo, 28 de abril de 2013

CREO EN TI


Los brasileños siempre han vivido el fútbol de otra manera. A lo largo de mi carrera como periodista lo he podido comprobar con varios episodios que me dejaron perplejo. En el Mundial sub'20 que se disputó en Emiratos Árabes, el seleccionador brasileño esperó para empezar un entrenamiento a que yo acabara de entrevistar a Diego Carvalho por el supuesto interés del Barça en su fichaje, al considerar que era importante para el jugador. O el día en el que Pelé llegó agotado al aeropuerto de Barajas pasadas las 5.30 horas de la madrugada desde Río de Janeiro y no puso ninguna pega para responderme a unas preguntas mientras dedicaba su mejor sonrisa.

Siempre lo he reconocido. Al comenzar a ejercer mi profesión desmitifiqué casi por completo a los futbolistas. Uno de los pocos jugadores que seguían impresionándome era Ronaldo, pese a que nos arrebató una Liga. Cuando cubría la información del Madrid de los galácticos, era el único al que me impactaba tenerlo delante en la sala de prensa. Todo viene de su temporada en el Barcelona, en la que me marcó para siempre. Incluso tengo hechos concretos, importantes en mi vida, que relaciono con sus exhibiciones. En las horas siguientes a cuando se coló milagrosamente entre varios jugadores del Valencia me corté dos tendones de la mano en una caída. Y la noche que marcó al Deportivo, levantándose del suelo en el último minuto, murió mi querida tía Marichu (un primo mío del Barça se había ido de borrachera tras el gol y se desmayó en el velatorio). Lo cuento porque el pasado lunes fue entrevistado en Fiebre Maldini mientras repasaba todos sus goles, y fui relacionando todo mientras veía las imágenes.

Ronaldo dejó muchas perlas, pero en vísperas de una final como la del Valencia, me quedo con su especial interpretación de la presión: "La he sentido siempre, esa que percibes en la barriga antes de los encuentros. Pero a mí no me gustaba jugar sin presión, no me divertía nada". Me acordé de él mientras charlaba con Xabi Prieto y Agirretxe, el 10 y el 9 del cuarto clasificado de la Liga, que son dos personas tan normales y cercanas que la entrevista pareció por momentos una conversación entre amigos. Esa es otra de las claves de esta Real, que su proyecto de cantera le dota de una naturalidad cuyo valor no es un tangible calculable.

A pocas horas del gran duelo de Anoeta, yo quiero dejar claro que creo en ti, Real. No hay más que ver la tranquilidad con la que está preparando el encuentro. En cada entrenamiento sus jugadores demuestran que viven en un permanente estado de gracia, con jugadas espectaculares y un ambiente excepcional. Por poner un ejemplo, si un emisario del Bayern ve la sesión de Carlos Martínez el miércoles en Zubieta, juega la vuelta de las semifinales en el Camp Nou. Por este mismo motivo yo no hubiera recurrido tanto por Griezmann, porque era improbable el perdón y la insistencia solo refleja una debilidad que no es alarmante al estar Chory.

Quiero dejar claro que confío en ti, Real, y no necesito invocar a ningún espíritu txuri-urdin del pasado para ello. La temporada que está completando esta plantilla es simplemente alucinante. Con el once más joven del campeonato, el que promedia nueve canteranos y nueve futbolistas que participaron en el ascenso por alineación, se ha colado por méritos propios en la lucha por entrar en la mejor competición por equipos del mundo. Mientras muchos cenizos esperan que le supere la presión, yo prefiero recordar sus demostraciones de personalidad y poderío en encuentros trascendentales y templos otrora malditos.

Yo sueño contigo, Real. Como un miembro más de una afición que ha vuelto a acreditar que es una de las mejores del mundo. Y lo es porque, aunque ahora anima con más fuerza y colorido, arropa a los suyos con el mismo cariño que cuando tocamos fondo al perder la categoría en 2007. Su hinchada se merece más que nadie un éxito tan importante y su unión con el equipo es la combinación perfecta para alcanzar la gloria. Porque la Real es tan grande para los que la sienten que siempre estará por encima de la propia belleza del fútbol. Ronaldo explicó que uno de sus secretos era que "cuando se quedaba solo ante el portero, yo me sentía muy tranquilo, mientras los demás se ponían nerviosos". Esa es la clave, cabeza fría y talento. Real, el fracaso no existe cuando lo has dado todo y cuando has repartido antes licencias para soñar entre la gente que te quiere. No temas, no tiembles, porque nosotros ya sabemos que eres capaz de todo. ¡A por ellos!


Noticias de Gipuzkoa

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

TODAS LAS NOTICIAS
POR FECHAS