Una de las señas de identidad más destacables de esta sobresaliente Real es su capacidad para adaptarse a cualquier escenario o rival. Hoy, en El Sadar, tendrá que volver a hacer un ejercicio de superación para pasar una prueba tan exigente como distinta a todas las demás. El coliseo navarro es un estadio muy complicado sobre todo en tiempos de vacas flacas. Osasuna seguro que plantea un partido muy físico y agresivo, casi al límite del reglamento porque, entre otras cosas, se está jugando la vida y habrá que ver la respuesta de una Real que hace tiempo que le ha perdido el miedo a todo.
El vestuario txuri-urdin ha pasado de soñar con la Champions a ser el gran favorito para acabar cuarto. Incluso uno de sus capitanes, Mikel González, ha dejado claro que no mantener su actual plaza supondría una gran decepción, en la mejor demostración de que el equipo se lo ha creído y se siente capaz de afrontar cualquier prueba.
Su estado de ánimo es tan alto que casi nunca le perturban las bajas, ni aunque sea su jugador más importante de la temporada. Asier Illarramendi se pierde la cita por sanción, algo estudiado porque provocó su tarjeta para estar limpio ante el Valencia, y en la elección de su sustituto Montanier descubrirá sus intenciones. Si juega Pardo intentará imponer su estilo, mientras que si lo hace Elustondo se meterá de lleno en una batalla cuerpo a cuerpo que, a priori, no se sabe demasiado bien si le interesa. La otra gran novedad en el once será la entrada de José Ángel por el lesionado De la Bella. El asturiano tendrá por fin la oportunidad que su calidad merece, pero debe ser consciente de que se encuentra ante su último tren para seguir en la Real. El resto del equipo será el mismo, con Vela que regresa a Pamplona como estrella y con la mejor versión de Agirretxe de ariete.
Osasuna se juega más que tres puntos. El conjunto navarro ha perdido sus tres últimos encuentros en casa, lo que le ha vuelto a meter en problemas, a solo tres puntos de distancia sobre la frontera del descenso. Mendilibar tiene problemas en los laterales, por lo que situará a Oier en la derecha y a Damiá a banda cambiada. Su mayor peligro se llama Kike Sola, un delantero que apunta a Bilbao la próxima temporada.
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