lunes, 27 de mayo de 2013

DIEGO LÓPEZ FRENA A UNA HERÓICA REAL

 

El equipo realista crea más de veinte ocasiones, pero solo consigue salvar un punto en el tiempo de descuento de un partido condicionado por un grave error de Mikel González

¿Cómo explicar lo inexplicable? ¿Cómo encontrar sentido a algo que no lo tiene sin recurrir a los viejos tópicos como "el fútbol es así"? Pues no, así no es el fútbol. Porque, aunque no siempre impere la justicia en este deporte, cuando un equipo es capaz de crear más de veinte ocasiones al Real Madrid, lo lógico y habitual es que gane. De 100 veces, 99. La diosa fortuna le dio la espalda a la Real justo el día más importante de la temporada. No, el heroico equipo txuri-urdin no merecía despedir Anoeta con un drama así su temporada de ensueño.

Los blanquiazules fueron mucho mejores que el conjunto blanco y consiguieron reponerse de manera espectacular a todos los golpes que fue recibiendo. Es complicado de recordar un partido de esta Liga en el que un equipo haya sido capaz de crear tantas oportunidades a lo largo de 90 minutos, pero ayer la dichosa pelotita no quiso entrar. No hay más. Y sí, ese es otro topicazo, como que el perdona lo paga.

Tiene mucho mérito la Real, que con el paso de los minutos se fue poniendo muy nerviosa, algo comprensible si tenemos en cuenta todo lo que le estaba sucediendo. No hay que olvidar que enfrente estaba el Real Madrid de Mourinho, un gigante que se encuentra a otro nivel, pese a que ayer jugó con una alineación poco reconocible, aunque plagada de internacionales. Pero vamos a analizar el cúmulo de circunstancias desfavorables que acumuló en el encuentro decisivo de la campaña.

Su organizador estaba tocado y solo podía jugar una hora. Su estrella, que es uno de los jugadores que más faltas recibe de la Liga, estaba en la grada por ver su décima amarilla. A cada cuál más absurda (esperemos que haya aprendido la lección). Comienza el encuentro y a los cinco minutos, Markel le devuelve un melón a Mikel González, este se pone nervioso y le regala un balón de oro a Higuaín que, obviamente, no lo desperdicia.

La Real se repone, desarbola el entramado defensivo de Mourinho por todos lados y produce once ocasiones para marcar en la primera parte. En la última de ellas Griezmann se lanza al suelo para intentar marcar y le quita por milímetros el balón a Agirretxe cuando se disponía a empujarla. En el resto, casi todas paradas por un inspiradísimo Diego López, que emuló a Casillas hace unos años en este mismo escenario.

En la segunda mitad, cuando la Real iguala el 0-2 y Anoeta está de nuevo encendido, en una preciosa jugada, Khedira anota el tercero. Y para colmo del infortunio, en los últimos minutos, jugando casi a la desesperada, González González le anula un gol legal a Griezmann, ya que el balón lo toca el propio Khedira, por lo que no hay posibilidad de fuera de juego.

Son muchas cosas, ya sé que algunas son normales y mérito del rival, como la actuación de Diego López. Pero ya es mala suerte que se junten todas cuando estás disputando una auténtica final. Y he aquí donde reside el verdadero mérito de este equipo, la Real siempre se mantuvo de pie. Aguantando como podía y demostrando una capacidad de reacción extraordinaria. Prohibido volver a hablar de que a esta plantilla le falta carácter. Si alguien lo piensa, que recuerde al titán de Lodosa subiendo su banda, melena al viento, por trigésima vez en el partido. El lateral fue el alma de la Real. Es complicado recordar un lateral que tenga trascendencia e influencia en el juego de su equipo. Si no está en la lista de la Copa Confederaciones, será una auténtica injusticia.

Los realistas salieron fuertes y a los 20 segundos Chory Castro ya había disparado a puerta. A los cinco minutos llegó la jugada clave del choque, en un error garrafal de Mikel González. Tampoco se lo merecía el de Arrasate, que ha completado una temporada sensacional. A partir de ese momento se inició el asedio txuri-urdin con ocasiones de todos los colores. Las más claras fueron una vaselina y un cabezazo de Agirretxe, un cabezazo de Griezmann, que salvó Essien, y otra del galo, que en su intento por anotar le dejó sin opción de remate a Agirretxe cuando se disponía a empujar el esférico servido por De la Bella. Poco a poco fue creciendo la figura de un Diego López que cargó de razones a su entrenador por apostar por él en lugar de por Casillas.

un mal comienzo El entreacto le vino fatal a la Real. En frío se dio cuenta de que se le esfumaba el sueño. Al reiniciarse el juego pronto se descubrió un equipo que, además, notaba el esfuerzo de nadar contracorriente. En ese momento el Madrid se adueñó del balón al aprovechar las superioridades numéricas en el centro del campo. Los blanquiazules se pusieron muy nerviosos y comenzaron a protagonizar errores individuales de bulto, a cada cual peor o más sonado. Incluso se rozó la tragedia en una falta de entendimiento de Iñigo Martínez y Bravo.

Los madridistas jugaban muy fácil y sin demasiada oposición, lo que les permitió pisar muchas veces el área. A los once minutos Callejón marcó el segundo tras un buen centro de Kaká. Otro conjunto se hubiese rendido, pero esta Real no. Buscó su oportunidad para meterse de nuevo en el partido y su insistencia, más que su buen juego, encontró recompensa en un centro de Castro que cortó Khedira con la mano. El penalti lo transformó Xabi Prieto con su habitual maestría. La Real volvió a tocar a rebato y Griezmann perdonó a puerta vacía, tras una sublime asistencia de Agirretxe. Tuvo que ser Carlos Martínez, con una cabalgada impresionante, el que encontrara el camino al gol al servirle un centro perfecto al de Macon, que solo tuvo que empujarlo a la red.

Ahí volvió a estar la otra clave del duelo. Con Anoeta encendido y entregado, los dos alemanes hilvanaron una jugada magnífica que los blanquiazules no supieron defender con contundencia. Insisto, cualquier otro equipo hubiese sacado bandera blanca, cansado de recibir golpes, pero esta Real es valiente y generosa. Lo da todo. Está viviendo un sueño y no quiere despertarse. En el arreón final, Diego López le hizo una parada increíble a Prieto, Agirretxe falló un cabezazo en posición inmejorable y el árbitro le anuló un gol legal a Griezmann. En el descuento los locales rescataron un punto con un cabezazo de Xabi Prieto casi en la línea de gol que el pesado de Diego López estuvo a punto de sacar también.

Y ojo, que ese tanto es más importante de lo que parece. El Valencia le ha arrebatado la cuarta plaza, pero todos teníamos asumido que iba a ser necesario vencer al Madrid y al Depor. Si el conjunto txuri-urdin vence en Riazor, obligará al Valencia a hacer lo mismo en el Sánchez Pizjuán y ya veremos si lo consigue. Si empatan y la Real toma el feudo gallego, se clasificará para la Champions por el gol-average. Sería lo más justo que podría pasar, sobre todo después de las dos goleadas que le ha endosado a su rival directo. Y seguro que en la última etapa, la mala suerte le tocará a otro equipo.

No, la campaña de la Real y Montanier no se merecían una despedida así. ¡Malditas penúltimas jornadas!

Noticias de Gipuzkoa

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