Los txuri-urdin tienen mejor calendario que sus rivales además de estar situados en una posición privilegiada para conseguir la tan deseada cuarta plaza
La derrota en Getafe ha enfriado el ambiente en torno a la Real y a sus opciones para entrar en la Champions. Pero la decepción no deberían ser las ramas que tapan el bosque. El equipo de Montanier sigue teniendo en sus manos la cuarta posición, en la que lleva instalada desde hace cinco jornadas.
A falta de cuatro etapas para la conclusión del campeonato, los realistas mantienen una distancia de dos puntos más el gol-average sobre su principal perseguidor, el Valencia. Pese a que en la capital levantina se frotan las manos con el tropiezo txuri-urdin, su equipo lo sigue teniendo muy complicado. Su calendario es el más difícil de los tres aspirantes, al quedarle tres encuentros lejos de Mestalla.
Los de Valverde visitarán ahora consecutivamente a Rayo y Getafe, dos salidas exigentes en las que nunca es sencillo ganar, y menos de manera consecutiva. Por si fuera poco, en Vallecas contará con las bajas de Jonas y Canales. Después recibirá al Granada, que en teoría debería viajar con mucha presión si se juega el descenso y cuya urgencia podría multiplicar este lunes la Real, y en la última jornada se medirá al Sevilla, que se puede estar jugando sus opciones de entrar en Europa y de superar al Betis.
Para que se hagan una idea y no cunda el pesimismo, el Valencia lleva desde el 9 de febrero sin sellar ningún triunfo a domicilio. Esa noche se impuso en el tiempo de descuento en Vigo con una diana de Valdés. Desde ese día, es decir en los últimos tres meses, los ché han acumulado dos derrotas, en Bilbao y Anoeta, y tres empates, en Zaragoza, el Calderón y Cornellá.
Lo dicho, imposible pensar en cambiarse de situación con el Valencia. A la espera de que los levantinos pinchen para tener menos presión, a la Real le aguardan dos duelos en casa donde pocos han logrado toserle y donde acumula tres goleadas seguidas. Sus visitantes serán el Granada, que llega con dos victorias consecutivas y con tres puntos de oxígeno sobre la frontera del descenso, y el Real Madrid, que llegará con los deberes hechos, al haber asegurado su segunda plaza y una semana después de disputar la final de Copa contra el Atlético en el Bernabéu.
Si se repasan sus números en casa, es realmente tranquilizador, ya que la Real solo ha perdido dos encuentros esta campaña y fueron de manera inmerecida. Ambos por 0-1, con goles logrados en las postrimerías sellados por Falcao, de falta, y Colotto, tras un rechace a la salida de un saque de esquina.
Sus dos salidas serán comprometidas, ya que los blanquiazules jugarán en el Sánchez Pizjuán, un feudo históricamente maldito, en el que le aguarda un rival en claro progreso que aspira a la Europa League, y, para cerrar la temporada, pueden vivir un auténtico drama en Riazor ante un Deportivo que estará luchando por la permanencia hasta el final. El choque, con dos equipos con mucho juego, puede recordar al que se disputó en tierras gallegas en 2003, cuando el Celta dejó sin la tercera Liga de su historia a la Real, con más de 10.000 seguidores guipuzcoanos en las gradas de Balaídos.
El tercero en discordia es un Málaga que ha dado un paso atrás este fin de semana con la derrota en Granada. Los malagueños tienen ante sí un calendario muy difícil, aunque pueden encontrarse con un inesperado aliado con la resolución del campeonato por la parte alta de la clasificación. Hoy visitará al Madrid, que cuenta con un sibilino aliciente, de los que le gustan a su retorcido entrenador Mourinho, ya que si pierde, el Barcelona se proclamará campeón sin jugar, con todo lo que ello conlleva en las celebraciones. El domingo recibirá al Sevilla y después tendrá que esperar dos semanas para recibir al Deportivo. Por último, cerrará la Liga en el Camp Nou, ante el vencedor, que no se jugará nada.
El Málaga se encuentra a cinco puntos de la Real, más el gol-average, y a tres del Valencia, a lo que hay que añadir que sigue pendiente de la resolución del TAS sobre la sanción que le impide jugar en Europa.
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