NUDST: REAL 3-0 RACING _ Gozando bajo la lluvia

NI UN DOMINGO SIN TI
Real 3-0 Racing: Gozando bajo la lluvia

Confieso que no me presenté ante ti con mi mejor cara y eso que me esforcé a golpe de brocha para estar perfecta, pero ni el mejor maquillaje puede esconder una mirada triste. Será que mi batería funciona por energía solar y mi contador parpadea, como en los videojuegos, tras casi un mes con el paraguas como un apéndice más de mi organismo.

Era un día gris, triste y lluvioso y en esa sede donde se entona el Goazen Erreala a golpe de Kelers, se habían habilitado toldos y sombrillas para que ni la fiesta ni las cañas se aguaran bajo el diluvio. Llamadme exagerada, pero creo que cuando lo de Noé y el Arca llovía menos.  

Venía el Racing y no me hacía especial ilusión ser una anfitriona cortés después de cómo nos humillaron aquél año que bajamos a los infiernos. Aún recuerdo lo mal que lo pasé viéndote caer y revivir ese sufrimiento fue, precisamente, lo que me hizo no regocijarme el voz alta cuando el final del partido certificara un destino idéntico para los de Cantabria.

Ya no piso Anoeta sin mi talismán y esta vez teníamos la misión del convertir al txurirudinismo a un pequeño culé de 10 años que con bufanda y camiseta de la Real pisaba Tierra Santa por primera vez. Me encanta ver la carita de un niño al entrar en un estadio de primera. Esa ilusión en los ojos que intenta abarcarlo todo, sin perder ni un detalle, me hace revivir la primera vez que te vi en persona. ¡qué tiempos!

A los 10 años, quien contempla directamente el sol acaba cegándose y ven en los astros de la liga su becerro de oro. El paso de los años les hace descubrir cuál es su verdadero Dios y terminan adorando al que siempre estuvo allí y peregrinando cada sábado a Tierra Santa para empaparse de tu presencia, disfrutar de tu juego, sufrir por ti y cantar tus alabanzas con la esperanza de elevarte al séptimo cielo.

Intenté argumentar con palabras por qué soy de la Real, pero creo que no conseguí transmitirle tan bien el mensaje como cuando Antoine Griezmann se arrodillo ante nosotros brindándonos un segundo gol que le hizo saltar de su asiento. Para cuando llegó el tercero, nuestro pequeño converso ya casi se arrancaba por “Goazen Erreala” y disfrutó cada vez que una ola de alegría le llegaba por la izquierda. Consiguió sacarse una foto al lado de Carlos Martínez y, aunque cuando llegó a su asiento me preguntó a ver ‘quién era ese’ en su carita se dibujó la sonrisa de ilusión de cualquier niño de su edad que ve a un famoso.

Seguramente, al llegar a casa sus zapatillas de Messi y el 0-7 de Vallecas le hicieran restar valor al 3-0 que le dio la permanencia a un equipo humilde, pero en su memoria siempre quedará esta tarde y en ella aparecerá una loca por sus colores que le regaló su primera vez en Anoeta . Me gustó el papel de ‘Messias’ del sentimiento txuriurdin, pero no hay mejor argumento que una victoria holgada con una lluvia de goles para crear afición.

En el 52 de la 18, mientras sonaba el himno y certificábamos la permanencia me quedó el sabor agridulce de una temporada extraña y la sensación de necesitar muchísimo más de ti. Falta poco para que el verano nos aleje. ¡Voy a echarte tanto de menos! Pero ahora quiero concentrarme en disfrutar a tu lado de nuestros últimos encuentros, donde me encantaría que Montanier dejara de interponerse entre nosotros y nos dejara disfrutar a nuestra manera. ¿Vas a prepararme alguna sorpresa especial de despedida? Tú ya sabes lo que me gusta, ¡cúrratelo!

Cris García