miércoles, 5 de septiembre de 2012

UNA REAL DE DOS CARAS


Después de la derrota de la Real Sociedad frente al Mallorca de la pasada jornada, se ha vuelto a abrir una herida que parecía olvidada tras la temporada pasada. Una herida que ya hizo perder muchos puntos el curso pasado y que esperemos que la plantilla al completo sepa curar de cara a esta nueva temporada.

La preocupante cara que muestran los txuriurdin cuando juegan fuera de casa ha vuelto a salir a la palestra tras el bajo nivel mostrado el pasado sábado en el antiguo Son Moix. La irregularidad mostrada por el equipo puede volver a impedir a los de Montanier, al igual que la temporada pasada, acabar más arriba en la clasificación.

Mientras los donostiarras sigan sacando los partidos en Anoeta no habrá que preocuparse por sufrir al final de temporada, pero este año el listón y el objetivo del equipo debe ser más alto. Y para lograrlo, la Real debe romper la racha que el equipo arrastra lejos de San Sebastián. Pero, ¿por qué sucede esto?, puede haber varios motivos:

El primero de ellos es el carácter. En Mallorca el equipo mostró una preocupante falta de carácter. Ni empatando ni yendo por detrás en el marcador el equipo supo hacerle frente a un Mallorca que superó a la Real simplemente estando bien colocado en el campo. Los jugadores parecen indolentes de cara a puerta y no muestran coraje ni garra. ¿Esto de quien es culpa? En primer lugar de los jugadores, y en segundo lugar de Montanier. A Caparrós solo le faltó saltar al campo el sábado. Ese espíritu lo contagia a sus jugadores, que jamás dejan de correr ni dan un balón por perdido. Sin embargo, Montanier parecía tranquilo en su banquillo. Un entrenador tiene que imprimir su sello y su carácter al equipo, y el francés, ya en su segunda
temporada, parece no lograrlo.

Otro motivo que va unido al carácter puede ser la falta de ambición. Los jugadores son conscientes de que en Anoeta ganan partidos y no tienen tanta presión de ganar los partidos fuera. De ser así, es algo preocupante que demostraría el conformismo de la plantilla, a la que le valdría con conseguir la permanencia. Pero no siempre se van a ganar los partidos de casa. Entonces habría que ver como afrontaría Montanier y sus jugadores los partidos de fuera.

La presión puede afectar también a los jugadores. Los números fuera de casa cada vez son peores. Ahora mismo, de los últimos 36 puntos lejos de Anoeta la Real solo ha ganado seis. La necesidad de ganar en los campos de otros equipos cada vez es mayor pero puede jugar en contra de los jugadores. En los primeros quince minutos de Mallorca, la Real jugó suelta, sin embargo, a medida que pasaban los minutos se iba atenazando. Los pases no llegaban a su destino y las ocasiones no aparecían.

También es probable que no sea ninguno de estos motivos en especial y la mala imagen realista sea debida una mezcla de los tres. Sea lo que sea, si el club quiere aspirar a algo más que la permanencia debe cambiar esto. La afición no quiere ver más partidos como Mallorca. Ni como los de Getafe, Pamplona o Granada de la temporada pasada. No se va a exigir ganar en campos prácticamente inabordables como pueden ser el Camp Nou o el Santiago Bernabeú. Lo que si se va a exigir es que el equipo de la cara y se deje la piel en el campo. Si es así y se pierde nadie podrá reprochar nada a nadie. Pero últimamente y salvo contadísimas excepciones, no es así. Se puede perder, pero la imagen nunca debe volver a ser la dada fuera de casa en los últimos meses.

Pese a ello, un servidor sigue confiando en ellos. El Ciutat de Valencia es el siguiente campo donde irán los txuriurdin. Allí deben hacer todo lo posible por volverse con los tres puntos, a dar un golpe en la mesa y a creerse que esta temporada puede ser muy bonita.



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