No digas que fue un sueño, porque todo es muy real. El equipo txuri-urdin goleó a su principal perseguidor y acaricia con la yema de los dedos la clasificación para la Champions al dejarle a cinco puntos más el gol-average. La noche que se vivió ayer en Anoeta fue memorable, de las que se tardan en olvidar. El duelo fue una prueba de altura, de máximo nivel, y los realistas, como esperaban todos sus hinchas, respondieron una vez más. Nada es casualidad, la Real es cuarta por méritos propios porque si un día no gana por su calidad, lo hace por su defensa, o por su pegada, o por la estrategia… Son tantos recursos que nadie puede poner en tela de juicio su justa posición. En Valencia tuvieron la osadía de insinuar un posible mal de altura y se encontraron con un equipazo que fue capaz de esperar su momento para liquidar la denominada final para entrar en la Champions.
Nadie dijo que iba a ser fácil, porque a veces vemos ganar y jugar tan fácil a esta Real que se nos olvida que lo que está haciendo es espectacular. El Valencia de los 104 millones de presupuesto, el que se jugaba su viabilidad a una sola carta ayer en Donostia, acabó siendo goleado también por el conjunto más en forma de la Liga. A la Real no se le hizo fácil brillar como otras tardes, ni desarrollar ese juego de dominio y posesión para volver a anotar cuatro tantos a un rival edificado para clasificarse para la Champions.
Es más, los de Montanier fueron netamente inferiores durante mucha parte del encuentro. El duelo se jugó a lo que quiso el Valencia, porque el planteamiento de Valverde fue excelente. El técnico tenía bien estudiado a los realistas y sabía que tenía mucho ganado si conseguía borrar a Illarramendi. Su presión a todo el campo obligaba a los suyos a hacer un enorme sacrificio físico, pero, como la ejecutaban muy bien, conseguían que el balón no pasara por el centro del campo realista y que sus defensas se vieran obligados a jugar en largo.
La estrategia le salió muy bien, porque los locales estuvieron más incómodos que nunca en su propia madriguera. También hay que decir que durante muchos minutos los blanquiazules estaban tan agobiados que se perdieron en excesivas precipitaciones. Sin Illarramendi activo, nunca logró encontrar a otro efectivo que le diera la pausa necesaria para encontrar soluciones a la trampa de Valverde. Pero hay que señalar una cosa: los jugadores de arriba, que siempre tienen apetito y el colmillo retorcido, disponían de muchos espacios para superar la adelantada defensa visitante.
Los que conocemos como se las gasta esta Real sabíamos que tarde o temprano sus atacantes iban a hacer sangre. Por eso a nadie nos puede extrañar lo que sucedió. La jugada clave del choque, la del segundo tanto realista, una contra increíble con una doble pared de Agirretxe y Chory, llegó en el mejor momento del Valencia. Cuando incluso parecía que iba a marcar el segundo tanto, con Anoeta angustiada en silencio, los realistas recurrieron al extraordinario talento para sentenciar el choque. Que a nadie se le ocurra menospreciar su actuación y su mérito, ni afirmar que el Valencia incluso mereció más, porque la Real ganó con contundencia gracias a que en sus filas cuenta con excelentes jugadores de fútbol a los que tener la confianza y la autoestima por las nubes les permite alcanzar el cielo de sus respectivas carreras.
El encuentro arrancó a un ritmo trepidante. Al minuto Vela ya había estado a centímetros de inaugurar el marcador. Pero pronto el Valencia se asentó en el campo e impuso su arriesgada apuesta.
Además, con el balón jugó muy bien al fútbol, con Banega haciendo lo que quería y por donde quería y con Parejo que por fin sacó a relucir el talento que siempre se decía que atesoraba. Por encima de todos ellos un Soldado espectacular, que completó una actuación impresionante y que estaba llamado a ser el héroe del partido, si no llega a tener en frente a una banda de superhéroes. El punta generó más problemas a los dos centrales que todos los demás equipos en la racha de ensueño que lleva la Real.
El equipo realista amagaba en sus contras vertiginosas, pero su aceleración le llevaba a perder el esférico con excesiva facilidad. Poco después de que Chory Castro dispusiera de dos buenas opciones en las que tardó en rematar, llegó el jarro de agua fría del tanto visitante. Una jugada en la que Cissokho centró demasiado cómodo y el ariete se adelantó a Iñigo Martínez. La cosa pudo ser peor, porque los blanquiazules no encajaron bien el golpe y, sobre todo, no lograban superar los problemas que les generaba la táctica del Valencia. Minutos más tarde, el propio Soldado volvió a romper a la zaga por su espalda y su vaselina la cortó Bravo con las manos fuera del área, pero Fernández Borbalán se lavó las manos y no pitó nada. La acción era clara, el meta debió ser expulsado.
Reacción de equipo grande
Nadie dijo que iba a ser fácil, porque a veces vemos ganar y jugar tan fácil a esta Real que se nos olvida que lo que está haciendo es espectacular. El Valencia de los 104 millones de presupuesto, el que se jugaba su viabilidad a una sola carta ayer en Donostia, acabó siendo goleado también por el conjunto más en forma de la Liga. A la Real no se le hizo fácil brillar como otras tardes, ni desarrollar ese juego de dominio y posesión para volver a anotar cuatro tantos a un rival edificado para clasificarse para la Champions.
Es más, los de Montanier fueron netamente inferiores durante mucha parte del encuentro. El duelo se jugó a lo que quiso el Valencia, porque el planteamiento de Valverde fue excelente. El técnico tenía bien estudiado a los realistas y sabía que tenía mucho ganado si conseguía borrar a Illarramendi. Su presión a todo el campo obligaba a los suyos a hacer un enorme sacrificio físico, pero, como la ejecutaban muy bien, conseguían que el balón no pasara por el centro del campo realista y que sus defensas se vieran obligados a jugar en largo.
La estrategia le salió muy bien, porque los locales estuvieron más incómodos que nunca en su propia madriguera. También hay que decir que durante muchos minutos los blanquiazules estaban tan agobiados que se perdieron en excesivas precipitaciones. Sin Illarramendi activo, nunca logró encontrar a otro efectivo que le diera la pausa necesaria para encontrar soluciones a la trampa de Valverde. Pero hay que señalar una cosa: los jugadores de arriba, que siempre tienen apetito y el colmillo retorcido, disponían de muchos espacios para superar la adelantada defensa visitante.
Los que conocemos como se las gasta esta Real sabíamos que tarde o temprano sus atacantes iban a hacer sangre. Por eso a nadie nos puede extrañar lo que sucedió. La jugada clave del choque, la del segundo tanto realista, una contra increíble con una doble pared de Agirretxe y Chory, llegó en el mejor momento del Valencia. Cuando incluso parecía que iba a marcar el segundo tanto, con Anoeta angustiada en silencio, los realistas recurrieron al extraordinario talento para sentenciar el choque. Que a nadie se le ocurra menospreciar su actuación y su mérito, ni afirmar que el Valencia incluso mereció más, porque la Real ganó con contundencia gracias a que en sus filas cuenta con excelentes jugadores de fútbol a los que tener la confianza y la autoestima por las nubes les permite alcanzar el cielo de sus respectivas carreras.
El encuentro arrancó a un ritmo trepidante. Al minuto Vela ya había estado a centímetros de inaugurar el marcador. Pero pronto el Valencia se asentó en el campo e impuso su arriesgada apuesta.
Además, con el balón jugó muy bien al fútbol, con Banega haciendo lo que quería y por donde quería y con Parejo que por fin sacó a relucir el talento que siempre se decía que atesoraba. Por encima de todos ellos un Soldado espectacular, que completó una actuación impresionante y que estaba llamado a ser el héroe del partido, si no llega a tener en frente a una banda de superhéroes. El punta generó más problemas a los dos centrales que todos los demás equipos en la racha de ensueño que lleva la Real.
El equipo realista amagaba en sus contras vertiginosas, pero su aceleración le llevaba a perder el esférico con excesiva facilidad. Poco después de que Chory Castro dispusiera de dos buenas opciones en las que tardó en rematar, llegó el jarro de agua fría del tanto visitante. Una jugada en la que Cissokho centró demasiado cómodo y el ariete se adelantó a Iñigo Martínez. La cosa pudo ser peor, porque los blanquiazules no encajaron bien el golpe y, sobre todo, no lograban superar los problemas que les generaba la táctica del Valencia. Minutos más tarde, el propio Soldado volvió a romper a la zaga por su espalda y su vaselina la cortó Bravo con las manos fuera del área, pero Fernández Borbalán se lavó las manos y no pitó nada. La acción era clara, el meta debió ser expulsado.
Reacción de equipo grande
Hubo que esperar a la segunda mitad para que el colegiado confirmara que era un incompetente absoluto, al no pitar un penalti por una mano dentro del área de Cissokho, que además hubiera supuesto su segunda amarilla. Esta jugada nos sirvió a muchos para tranquilizarnos, porque con esta Real da pena que los triunfos se vean mancillados por ayudas de árbitros malos.
El equipo txuri-urdin consiguió empatar a los 33 minutos, en el primer saque de esquina que logró rematar. Chory hizo una pared con Vela y su centro con la derecha lo envió a la redes Iñigo Martínez aprovechando un barrido perfecto de Agirretxe. Agirretxe, ese delantero de la cantera de la Real. Ese futbolista al que muchos le han discutido su talento y su enorme progresión. Ese punta que ha aprendido a jugar de espaldas, que es capaz de hacer cambios de banda de 35 metros a la media vuelta, que se sacrifica en defensa, que está en el mejor momento de su carrera y que ayer simplemente participó en los cuatro tantos de la Real. Con eso queda dicho. Un delantero de Champions que nos hace soñar.
En la reanudación, el Valencia intensificó su dominio y se mostró claramente superior. Durante muchos minutos se mascaba la tragedia de su segundo tanto, pero la zaga realista, mucho más entera y con menos nervios que antes del descanso, logró aguantar con vida. Impresionante la exhibición de Markel, que se multiplicó en tareas de contención y mantuvo a su equipo con el empate hasta que aparecieron los genios. Cuando peor estaban las cosas llegó la contra del segundo tanto, que culminó Chory Castro batiendo a Alves en su salida. A los pocos segundos casi sentenciaron el propio charrúa y Vela, en dos buenas opciones.
Con la Real por fin desatada, Vela se recorrió medio campo en una contra, abrió a Xabi Prieto y su centro perfecto lo envió a las redes Agirretxe. Con Anoeta patas arriba, celebrando como si el pasaporte para la Champions se hubiese cerrado, Jonas acortó distancias y nos recordó que el rival que había enfrente era de primer nivel. El Valencia no consiguió rematar en los minutos finales en los que la grada contuvo la respiración. El premio a la paciencia llegó en el descuento, con una vaselina sublime de Agirretxe que dejó con el molde a Alves.
No, no es un sueño. Esta Real es de Champions porque su nivel actual es ese. Ahora todavía deberá luchar mucho para alcanzar el objetivo, ya que el Valencia nos confirmó que estamos en lo más alto y que si te descuidas, te roban la cartera.
Qué noche la de ayer, con Agirretxe de DJ pinchando la melodía de la Champions. Con una afición rendida al talento de una generación de ensueño. Gracias Dios por crear un día la Real Sociedad.
El equipo txuri-urdin consiguió empatar a los 33 minutos, en el primer saque de esquina que logró rematar. Chory hizo una pared con Vela y su centro con la derecha lo envió a la redes Iñigo Martínez aprovechando un barrido perfecto de Agirretxe. Agirretxe, ese delantero de la cantera de la Real. Ese futbolista al que muchos le han discutido su talento y su enorme progresión. Ese punta que ha aprendido a jugar de espaldas, que es capaz de hacer cambios de banda de 35 metros a la media vuelta, que se sacrifica en defensa, que está en el mejor momento de su carrera y que ayer simplemente participó en los cuatro tantos de la Real. Con eso queda dicho. Un delantero de Champions que nos hace soñar.
En la reanudación, el Valencia intensificó su dominio y se mostró claramente superior. Durante muchos minutos se mascaba la tragedia de su segundo tanto, pero la zaga realista, mucho más entera y con menos nervios que antes del descanso, logró aguantar con vida. Impresionante la exhibición de Markel, que se multiplicó en tareas de contención y mantuvo a su equipo con el empate hasta que aparecieron los genios. Cuando peor estaban las cosas llegó la contra del segundo tanto, que culminó Chory Castro batiendo a Alves en su salida. A los pocos segundos casi sentenciaron el propio charrúa y Vela, en dos buenas opciones.
Con la Real por fin desatada, Vela se recorrió medio campo en una contra, abrió a Xabi Prieto y su centro perfecto lo envió a las redes Agirretxe. Con Anoeta patas arriba, celebrando como si el pasaporte para la Champions se hubiese cerrado, Jonas acortó distancias y nos recordó que el rival que había enfrente era de primer nivel. El Valencia no consiguió rematar en los minutos finales en los que la grada contuvo la respiración. El premio a la paciencia llegó en el descuento, con una vaselina sublime de Agirretxe que dejó con el molde a Alves.
No, no es un sueño. Esta Real es de Champions porque su nivel actual es ese. Ahora todavía deberá luchar mucho para alcanzar el objetivo, ya que el Valencia nos confirmó que estamos en lo más alto y que si te descuidas, te roban la cartera.
Qué noche la de ayer, con Agirretxe de DJ pinchando la melodía de la Champions. Con una afición rendida al talento de una generación de ensueño. Gracias Dios por crear un día la Real Sociedad.
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