jueves, 18 de abril de 2013

METAMORFOSIS

En verano le dije a un amigo que la Real tenía potencial este año para luchar por los puestos europeos. Teniendo en cuenta que la plantilla era similar a la de la pasada campaña, cuando jugueteamos con el descenso y la salvación durante toda la temporada, mi interlocutor se rió. “Si Montanier es capaz de sacarla, por calidad este equipo puede aspirar a Europa”. Se lo recordé hace unas semanas, cuando él miraba la clasificación y me decía que la Europa League la teníamos ya casi asegurada.

Cierto es que la plantilla es muy similar a la del año pasado, pero ¡cómo ha cambiado la historia! Hace un año lográbamos puntos gracias a que la Real eran Vela y diez más. Ahora el mejicano comparte protagonismo en las páginas de los periódicos con los Illarra, Griezmann, Agirretxe, Prieto, etc.

La evolución ha sido gigante. Individual y colectivamente. Desde el míster hasta el capitán, toda la plantilla muestra este año una cara muy distinta a la de hace doce meses. En este plazo, Montanier ha aprendido a leer los partidos, ha ganado agresividad a la hora de plantear los partidos -especialmente fuera de casa- e incluso se ha ganado a parte de la afición, el mayor escollo que ha tenido que salvar.

Illarramendi hace tiempo que se graduó con matrícula de honor y en cada encuentro nos maravilla con el enorme jugador que, a pesar de su corta edad, ya es. Madurez, inteligencia, generosidad, visión del juego, la batuta del equipo no puede estar en mejores manos.

Detrás, Mikel González al fin exhibe la seguridad y sobriedad que habíamos adivinado en él antaño pero que, a falta de continuidad, le había costado confirmar. A su lado Iñigo aprende a pasos agigantados y muy lejos, está esa imagen de joven talentoso pero impulsivo. Ambos guardan la zaga realista con una infalibilidad que hace años no veíamos en Anoeta y fundamentando la base más sólida para todo el equipo. Flanqueándoles, De La Bella y Carlos Martínez son capaces de reinventarse y sorprendernos en cada jornada.

Y arriba, todo el arsenal. La Real es el tercer equipo más goleador de la Liga, por detrás del Barça de Messi y del Madrid de Cristiano. Y lo hace con un gol repartido. Vela, Griezmann, Agirretxe, Chori, Prieto... ¡e incluso los defensas! A este equipo, que tantas veces en los últimos años le ha faltado gol, este año le sobra. Leía este fin de semana, en un periódico de tirada nacional, que este equipo juega como el Barça, pero que ataca como el Madrid. Esto es, un equipo que busca tener el balón, mimarlo, jugarlo y cansar física y psicológicamente al rival; pero que una vez que se aproxima al área rival muestra su lado más directo, valiente, agresivo, inteligente, letal.

Y ahí es donde jugadores como Griezmann o Xabi Prieto han mostrado este año un nivel mayor que el de la temporada anterior. Especialmente el capitán quien, probablemente, vivió su año más gris durante la pasada campaña. El míster le ha encontrado un lugar por el centro donde el donostiarra hace más daño que nunca, mientras que el francés, que ha pasado un bache a mediados de esta temporada, vuelve a brillar ahora como lo hizo en las primeras jornadas de la Liga: mostrando una velocidad, una habilidad y una facilidad para crear peligro que pocos jugadores de esta Liga llegan a aspirar. Y esperándoles arriba está un dulce Agirretxe. La continuidad le ha dado alas y el ariete gipuzkoano muestra este año su mejor nivel.

El buen estado de forma que atraviesan los jugadores más determinantes de la plantilla ha provocado un salto de calidad del equipo, que al verse en un momento de gracia ha creído en sus posibilidades y se ha venido arriba. Parece difícil de parar el tren europeo, aunque aún queda Liga por delante. Pase lo que pase, equipo y afición viven jornadas inolvidables. Un bonito capítulo en un entorno que necesitaba ya alegrías.


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