A los blanquiazules les acompaña una leyenda negra cada vez que visitan un estadio de Andalucía que afirma que no suele conseguir buenos resultados. Como máximo exponente siempre quedará el recuerdo de la penúltima jornada de Liga de la temporada 1979-80, conocida por el récord de imbatibilidad aún vigente, cuando se desvaneció en Sevilla el sueño del primer título de Liga.
En aquella época era habitual que se pasaran con la manguera los terrenos de juego del norte cuando venían los equipos sureños y, por el contrario, cuando les devolvían la visita se encontraban con unos campos como piedras, que no habían visto el agua en toda la semana. Pero el fútbol ha cambiado mucho desde entonces y ya es extraño encontrar muchas diferencias entre los distintos tapices si no es por una cuestión meteorológica puntual.
En estos nuevos escenarios, la Real ha dejado de sufrir tanto, y los marcadores que consigue no empeoran a los que suele cosechar en el resto de los estadios que visita, que, dicho sea de paso, llevan tres campañas siendo desastrosos.
Desde que regresó a Primera División en 2010, el conjunto txuri-urdin se ha desplazado en siete ocasiones a tierras andaluzas con un balance global de dos victorias, un empate y cuatro derrotas. Los datos no son especialmente malos si se tiene en cuenta que, desde que alcanzó el ascenso, ha completado 43 salidas en las que solo ha vencido en seis. Es decir, el 20% de los triunfos se sellaron en la otrora inasequible Andalucía.
No se puede olvidar que la Real también se ha topado con dos rivales andaluces en la Copa y aquí las cosas le han ido muy mal, al perder los dos encuentros. Uno el pasado jueves ante el Córdoba, que tendrá que defender un 2-0 el martes 27 de este mes en Anoeta, y otro, en Almería, donde cayó por 2-1 en la vuelta de una eliminatoria que perdió en casa al sucumbir por 2-3, pese a ir ganando 2-0 en los primeros minutos.
Puestos a buscar más datos para el optimismo, a la Real se le da bastante bien La Rosaleda. Los donostiarras han ganado en cinco de sus últimas siete salidas. Además, no fueron triunfos de poca importancia. Inolvidable la de 2002-03, cuando a falta de tres jornadas para el final los de Denoueix parecían asegurar el título de Liga al vencer por 0-2 con goles de Gabilondo y Kovacevic ante una grada desquiciada que pretendía hacer un favor al Real Madrid. Un año después, en un choque bastante pobre por parte de los realistas, se impusieron por 1-2 con dianas de Karpin y Nihat de falta.
La victoria más sorprendente por la forma en que se produjo llegó en el curso 2004-05, cuando los de Amorrortu golearon por 1-5 con dobletes de Kovacevic y Nihat, y otro tanto de Labaka de cabeza.
En la primera temporada en Segunda División, en la 2007-08, ambos equipos mantuvieron una agria disputa por alcanzar el ascenso con cruce de acusaciones incluido sobre primas y compras de partidos. En ese ambiente, en la jornada 35, los de Lillo dieron un golpe de timón al imponerse 0-2 con goles de Díaz de Cerio y Gari Uranga de falta. Por último, en la primera visita tras el regreso a Primera, los de Lasarte volvieron a llevarse los tres puntos al imponerse 1-2 con dianas de Griezmann y Llorente.
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