NO NOS REPRESENTAN

Les voy a contar un par de historias sobrecogedoras. Comienzo por la primera. Agustín es natural de Puebla de Cazalla, una localidad situada a 70 kilómetros de la capital de su provincia, Sevilla. Como a varios de sus amigos de siempre, su sentimiento bético le lleva a ahorrar algo de dinero todos los años para seguir a su equipo en un desplazamiento. Por poner un ejemplo, la pasada campaña acudieron a El Molinón donde se lo pasaron increíble en un viaje del que guardan un recuerdo inmejorable. Visto lo redondo que les salió todo en un destino del norte, esta temporada decidieron venir a Donostia para contemplar lo preciosa que les habían dicho que era la ciudad, disfrutar de su gastronomía y acudir a Anoeta para animar a su Betis. Como son gente de bien, nunca han tenido ningún problema en ninguna de las salidas que llevan haciendo anualmente. El día marchaba de maravilla hasta que una veintena de impresentables matones con look de skins les propinaron una paliza sin mediar la más mínima provocación cuando salían de beberse una cerveza tranquilamente en la Venta de Curro. Ni qué decir tiene que se llevaron el susto de su vida tras ver como la vida de dos de los cuatro corrió peligro después de recibir varias salvajes patadas en la cabeza (así lo narraron los testigos). Afortunadamente ninguno sufrió lesión grave alguna, pero tuvieron que ser trasladados al Hospital Donostia porque al más perjudicado, que estuvo varios minutos inconsciente en el suelo, le tuvieron que hacer un TAC que descartó dolencias mayores. Por supuesto, se perdieron el espectacular 3-3, pero supongo que no tenían ninguna gana de entrar en un estadio en el que, además, estarían los valientes angelitos, cuya mayoría son socios de la Real y que se ubican donde todos sabemos.

Voy a por el segundo capítulo. Ion es un buen amigo del que ya he hablado en alguna ocasión. Donostiarra de nacimiento, la vida y, sobre todo, el amor le llevó a vivir en Sevilla. Se puede sentir tanto como él la Real, pero más no. Ejerce de txuri-urdin a diario en todos los rincones de Sevilla por los que pasa ya que, entre otras cosas, es la única persona en la capital hispalense capaz de hacer footing en verano con 45 grados ataviado con la camiseta blanquiazul. Desde que vive allí se ha perdido muy pocos encuentros de la Real en Andalucía. En cuanto sale el calendario comienza a organizar los viajes con sus compañeros y amigos de la Peña El Sur. Ion reconoce que pasa miedo. Son varios los episodios desagradables que ha tenido que soportar solo por el hecho de llevar la txuri-urdin y en muchos de ellos se ha sentido desprotegido por la policía.

Parece que las dos historias no tienen mucha relación, pero la influencia de la primera sobre la segunda es y será capital. Por culpa de los ultras de la Real Ion las va a pasar canutas cuando su equipo visite el Villamarín la próxima campaña, donde los radicales del Betis, que son cinco y el del tambor, acudirán al encuentro con sed de venganza en busca de sangre txuri-urdin.

El destino ha querido darnos una lección a todos este fin de semana al jugar la Real en el Calderón. Muchos lo habrán olvidado, pero el Frente Atlético asesinó a Aitor Zabaleta en un acto de revancha desproporcionado porque en el choque de ida les habían apedreado varias lunas de su autobús cuando regresaban a Madrid. Aparte de cobardes e impresentables, todos estos grupos son tan ruines que buscan burdas excusas para justificar lo injustificable. Como los nuestros, que han argumentado su caza del pasado domingo con que por Twitter una cuenta anónima con ¡30 seguidores! anunciaba que "estaban buscando a los mujikas" o que si uno de ellos llevaba una bufanda de los ´mundialmente conocidos´ Supporters Sur béticos.

Cuando todo marcha de maravilla y el realismo disfruta como nunca de su equipo, parece que algunos no quieren dejarnos ser felices. Solo pido y espero que no se repita más, que se refuerce la seguridad en torno a Anoeta por razones obvias (Getafe, Sporting, Zaragoza y ahora Betis) y que, la Real no vuelva a asistir en silencio a unos actos vomitivos como hace el Atlético cuando uno de sus fondos mancilla la memoria de Aitor. No representan a este equipo ni a su afición.

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