jueves, 25 de abril de 2013

"PARA EL VALENCIA ES GANAR O MORIR"


 El club ché, con 250 millones de deuda, se presenta en Anoeta con la obligación de entrar en Champions

"El de Anoeta es el partido, una auténtica final, ganar o morir. No hay otra. El Valencia tiene que ser cuarto sí o sí, hay 20 millones en juego y eso para la economía del club es la subsistencia. Los jugadores son conscientes de que es ahora o nunca". Son palabras de un conocido periodista valenciano que cubre la información del equipo y que resume a la perfección la tensión con la que se está viviendo las horas previas al duelo contra la Real en la capital levantina.

La enorme presión que pueden sentir los valencianistas es otra baza que juega a favor del conjunto txuri-urdin, que, además de disponer de dos puntos de ventaja, y a priori el gol-average, disputará el partido clave de la temporada en su fortín, donde solo ha perdido dos duelos y fueron entre octubre y noviembre.

La situación casi bucólica de la Real, auténtico equipo revelación de la temporada, al aspirar a entrar en la Champions en los albores de una valiente apuesta de futuro basada en la cantera, y con su economía saneada después de una larga travesía en el desierto de la crisis económica, contrasta con las urgencias de su visitante. El club ché es el cuarto presupuesto de Primera División con 104 millones de euros, solo superado por el Real Madrid, Barcelona y Atlético. Aunque es conocida su facilidad para mantener siempre algún foco de crisis activo, en las últimas semanas su posición se ha agravado por la inestabilidad de sus gestores.

La angustia del Valencia se cifra en los 250 millones de euros de deuda que arrastra actualmente, cuyo acreedor absoluto es Bankia. El problema de las últimas semanas es que el club tiene que pagar los intereses de un préstamo anterior que ascienden a 4,8 millones y que deben ser abonados antes del 31 de agosto.

El anterior Consejo dirigido por Manuel Llorente no encontró soluciones para hacer frente al pago, y la Generalitat, que es la verdadera propietaria del club al haber ejercido de avalista, tomó la decisión de incluir a varias personas de confianza en la Fundación para intentar afrontar dicha cantidad. Entre los nuevos patronos que nombró, destacaba el de Federico Varona como nuevo presidente. Tras hacer un estudio de la situación, su primer mensaje fue que necesitaba la ayuda económica del club. En ese momento Manuel Llorente, que había actuado de forma autónoma y quería seguir así, se sintió atacado y reaccionó dimitiendo, después de advertir que nadie le iba a presionar a esas alturas.

Tras su adiós, la Fundación convocó una Junta General para nombrar un nuevo Consejo de Administración. En ese instante Varona planteó dos posibles hojas de ruta: designar una directiva o convocar elecciones para la presidencia, que era la opción que defendía. La propia Fundación le replicó que su planteamiento era inviable, sobre todo a estas alturas de temporada, por lo que decidió dimitir por una cuestión de dignidad.

El Valencia es actualmente un club descabezado, en el que mandará un Consejo en funciones presidido por Vicente Andreu hasta el 4 de junio, fecha en la que se celebrará la Junta. Ese día la Fundación nombrará un nuevo Consejo. A Anoeta acudirá, por lo tanto, una directiva en funciones mientras el equipo se juega gran parte del futuro de la entidad.

Según cuentan en Valencia, tal y como se pudo comprobar en el choque ante el Málaga, las últimas victorias del equipo han calmado bastante el ambiente, porque hace dos semanas, con todas estas noticias, la convulsión social era insostenible. El entorno ha querido aplazar todos los problemas para centrarse en el duelo de Anoeta.

La situación del Valencia le obliga a entrar en la Champions, pero, para que se hagan una idea, si consigue desbancar a la Real, va a seguir sumergida en el fango. El club ché da por seguro que para la próxima campaña deberá traspasar nada menos que a Rami, Jonas, Tino Costa y Diego Alves o Guaita. Si se queda fuera, no se descarta una revolución total en la plantilla, tal y como anunció Jonas la pasada semana. Ni con la llegada de otro Consejo el escenario tendría visos de cambiar. Este es el motivo por el que Valverde, que gusta al club y a la afición, sigue sin tener nada clara la renovación.

Una de las grandes esperanzas del club es acabar con el nuevo estadio. Pero es otro problema que tampoco tiene pinta de contar con una fácil solución, ya que, entre otras cosas, aún no se ha vendido Mestalla.

La grave crisis del Valencia no hace más que poner de manifiesto que si alguien merece el premio de la clasificación para la Champions, ese es la Real. Tras purgar con el descenso sus problemas financieros de hace solo seis años, el club realista diseñó un estudiado plan de viabilidad basado en un proyecto de cantera y en no traspasar los límites de su capacidad en sus inversiones. Luchar por la cuarta plaza es un premio a su evolución, mientras que para su rival es solo una cuestión de supervivencia.



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